A falta de salas de cine, Netflix en casa. La película “Canción sin nombre” se estrenará en la plataforma de streaming luego de presentarse en diversos festivales. Su directora, Melina León, cuenta, por ejemplo, que España recordó el robo de niños que hubo durante la dictadura de Franco al ver el filme, mientras que China se cuestionaba si alguna autoridad había intentado censurar su contenido. En el Perú son otras las preguntas que le hacemos y ella, a sus 43 años, responde con holgada franqueza.
¿Prefiere una película cargada de significado aun si no es éxito comercial?
Creo que debemos hacer un esfuerzo por dejar de lado el pensamiento binario. Que si no somos de derecha, somos de izquierda; que si no somos feministas, somos machistas. Apuesto por un cine lleno de significado y no por poner el dinero ante todo, pero al mismo tiempo deseo que lo vea la mayor cantidad de gente.
Entonces sí es una directora pendiente de los números...
Claro. Estuve muy atenta a ellos porque íbamos a estrenar en salas y queríamos proyectar a cuánto público podríamos llegar. Recuerdo que “Retablo” tuvo entre 60 mil y 70 mil espectadores. Y que “La revolución y la tierra” sobrepasó los 50 mil.
¿Hay un cambio en el interés del espectador?
Chile no sueña con esos números. Para mí, escuchar estos números en el Perú es muy alentador, porque quiere decir que los peruanos tenemos interés en conocernos y, por tanto, empezamos a querernos como sociedad.
¿Cómo querernos como sociedad ayuda a la industria?
Se trata de preservar y alentar lo que está funcionando. Criticar lo que no funciona es importante, pero también buscar la forma de arreglarlo.
Cuando iniciaron mis esfuerzos por producir esta película, no había tantos premios y tuvimos que invertir con ingresos casi de estudiantes.
¿Cómo financiar una película en esas condiciones?
Entre otras formas de financiamiento, se utilizó el ‘crowdfunding’. Recibimos donaciones de amigos y familia. Es cierto que en Perú eso no es tan popular y que haber vivido en Estados Unidos me ayudó en ese sentido. Por eso también es importante buscar alianzas con la empresa privada o postular a fondos.
¿Son los festivales de cine un trampolín al éxito?
Estrenamos en festivales porque tienen muchísimo peso y convocan prensa internacional y los mejores agentes de ventas. El primer mercado al que quieres llegar es el peruano, pero se necesita hacer más ruido antes para regresar con más brillo.
¿Sin esto la película no habría sido tan vista como deseabas?
A una película de Hollywood no le hace falta ir a festivales porque le basta y sobra con su presupuesto de marketing para darse a conocer. Pero nuestras películas vaya que dependen de ellos. Sin esto, alguien que diga “vamos a ver la película de Melina León” no habría tenido mucha convocatoria. Pero ya no es la película de una “X” y la van a ver porque su directora fue la primera mujer invitada a Cannes, por ejemplo. Le darán una oportunidad.
Entonces los festivales sirven para captar mayor interés...
Y poder estar en salas, competir. No me gusta esa palabra, pero se trata de estar al lado de producciones con presupuestos más elevados.
¿Era importante para usted estar en las salas antes que en Netflix?
Ese habría sido mi deseo, pero todo bien. No podemos estar tristes por estar en Netflix, imagínate. Pero sí pedí esperar un poco de tiempo porque fue una decisión difícil de asimilar.
¿Cómo ha sido el estreno en otros países?
Tenemos distribución en todos los países, pero Italia y Holanda van a esperar a que se abran los cines para el lanzamiento. Francia lo hizo al acabar la primera ola y estuvimos ahí en más de 50 salas.