(Foto: AFP)
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Los hoteles de invirtieron US$ 1,000 millones en los últimos diez años para rejuvenecerse y acoger con un lujo renovado a las estrellas invitadas a la mayor muestra de cine del mundo.

"Nos habíamos dormido un poco en los laureles. Aunque la frecuentación no estaba bajando, la satisfacción de la clientela, sí", admite Michel Chevillon, presidente del Sindicato de Hoteleros de Cannes, que reagrupa 133 establecimientos.

"Además llegaron las cadenas internacionales. Para estar seguros de conservar nuestras partes de mercado, debíamos modernizarnos", añade Chevillon.

Varios de los históricos hoteles de cinco estrellas, sobre el que el paso del tiempo estaba dejando su huella inexorable, emprendieron así su renovación en los últimos años especialmente en el exclusivo barrio de La Croisette, a orillas del Mediterráneo.

Al Carlton, con su fachada Belle Epoque, todavía le quedan por delante varios años de obras, a la vez que construye apartamentos para posteriormente venderlos. Para sus propietarios cataríes, la factura podría elevarse hasta 300 millones de euros, según Chevillon.

Este responsable pasa revista: el Radisson Blu y el Mariott reabrieron en el 2009, el Majestic en el 2010, el Grand Hotel, en el 2013, el Gray d'Albion en el 2017, el Martinez - construido en 1929 -, en el 2018 y la Croisette Beach, en el 2019.

Si a la transformación de estos hoteles de lujo se suma la de la "pequeña hotelería independiente que invierte a lo largo de todo el año y que representa la mitad de las 5,500 habitaciones (de Cannes) nos acercamos a los 1,000 millones de euros en una década", según Chevillon. "¡No está mal para una ciudad de 70,000 habitantes!".

La hotelería es el principal sector privado generador de empleo en esta localidad de la Costa Azul: 2,750 trabajos directos, y hasta 20,000 incluyendo el conjunto de la hotelería, los cafés y los restaurantes.

El Martinez, el mayor hotel de Cannes con 409 habitaciones, reabrió hace un año "tras unas obras colosales e inéditas que costaron 150 millones de euros", según su dirección.

El Majestic, cuya suite más lujosa cuesta 34,000 euros la noche en verano, se dotó de una nueva ala y contrató 40 personas suplementarias.

"Máquinas de hacer dinero"

"Estas obras son muy beneficiosas para estos hoteles, que son máquinas de hacer dinero", según Ange Romiti, responsable en el sindicato CGT. Al renovarse, el Majestic pasó de 45 millones a 82 millones de euros de volumen de negocios entre el 2010 y 2018.

Pero "hay que verlo más ampliamente: también costó mucho dinero al contribuyente, puesto que también se mejoró La Croisette y las calles adyacentes y todos los propietarios de hoteles se benefician de ello", según Romiti.

Durante el del 2016, la CGT organizó una manifestación para protestar contra la precariedad laboral de quienes trabajan en estos hoteles, que fue rápidamente dispersada por la policía. La alcaldía habla de un "círculo virtuoso" sobre las inversiones en renovación.

"Ahora, competimos con otros muchos destinos e internet, ¡el cliente tomó el poder!", exclama Chevillon. Por ello, hay que renovarse con las últimas tendencias de decoración y tecnología, sino "al cabo de cinco años, pasamos de moda".

Por ejemplo, el Martinez, a la vez que exalta su herencia Art Deco, apostó por unos colores pastel que ningún hotelero habría osado emplear hace unos años.

"Seguimos la moda, pero esperamos que al menos dure un poco", bromea la directora de 'marketing' Marie-Claure Boudaud, mientras empuja una puerta corredera de una habitación. Cuando está abierta, se ve el mar, tumbado en la bañera.