La reina Fabiola, sobre fondo azul con unas floridas bragas de corte brasileño a modo de corona, junto a la imagen de su marido, el rey Balduino de Bélgica, con un calzoncillo con la bandera pirata sobre su cabeza, dan la bienvenida de honor al surrealista “Museo de la Ropa Interior” de Bruselas.
Frente a los ilustres monarcas, cerca de la puerta de entrada a la exposición, surge el retrato del artista y cineasta belga Jan Bucquoy, quien con un insinuante tanga negro con detalles en rojo cubriéndole su incipiente calvicie, se presenta como el creador de la muestra.
Junto a ellos, aparecen retratadas decenas de celebridades, todas ellas con los labios pintados de rojo carmesí, que van desde futbolistas como Eden Hazard, que posa con unas bragas de estampado florido, hasta activistas, como la joven sueca Greta Thumberg, ataviada con un finísimo tanga color carne a modo de sombrero, pasando por los de Emmanuel Macron, Joe Biden, Andy Warhol, Che Guevara o Kim Jong Un.
“Es divertido, pero también hay algo detrás”, explica a Efe el artista, quien invita al público a disfrutar de la exposición y reflexionar para captar el “revolucionario” mensaje que esconde: “hay que ser humilde”.
La fama es efímera
“Cualquier persona, por muy grande, inteligente o famosa que sea, si la imaginas en ropa interior, es igual que el resto de la sociedad”, argumenta Bucquoy, delante de una serie de retratos de personalidades que hoy son famosas, pero que mañana pueden dejar de serlo.
“Fidel Castro era muy famoso y ahora hay gente que no lo conoce” - ejemplifica Bucquoy - “es un signo del declive de la fama”.
Según el artista, uno de los personajes cuya notoriedad también está en declive es el expresidente estadounidense Donald Trump, frecuente símbolo de los ejemplos más recientes de arte pop, quien tampoco ha conseguido escapar de esta muestra y que aparece retratado hasta con cinco tangas de diferente color y tallaje cubriendo su característico cabello rubio.
“Trump está un poco acabado” - dice - “la historia va muy rápido”.
Cartas para pedir ropa interior
La exposición no se limita únicamente a los “collages” de retratos acompañados de bragas y calzoncillos, sino que también hay un pequeño espacio para ropa interior “real”.
La muestra ya ha viajado durante años por numerosas ciudades del mundo y tiene previsto comenzar una nueva gira cuando acabe la exposición en Bruselas.
Antes de llegar a cada ciudad, Jan Bucquoay envía cartas a los famosos de esos países pidiéndoles su ropa interior para la muestra.
“Envío unas 500 cartas, pero solo me responden 10 o 20”, cuenta, aunque la mayoría de los que le contestan le dicen: “es divertido, pero no tengo ropa interior”.
Según cuenta Bucquoay, ha llegado a pedirle sus calzoncillos al mismísimo Papa Francisco y al ayatolá Jomeiní, aunque no sabe si llegaron sus cartas, “porque nunca respondieron”.
No obstante, algunas celebridades sí han accedido a enviarle sus prendas más íntimas, como, entre otros, el comisario europeo de Justicia, Didier Reynders.
El “compromiso de confianza” que firma con quienes colaboran recoge que la ropa ha de estar usada y lavada, ir acompañada de un escrito que demuestre su veracidad (que se expone junto a la pieza prestada) y consta de una cláusula por la que los colaboradores pueden recuperar sus prendas si se arrepienten.
Incluso, en la propia exposición, se ha habilitado un buzón para que cualquier visitante que lo desee pueda depositar su ropa interior para colaborar con el artista.
Reyes, presidentes, artistas... Y españoles
De la exposición no se salvan ni el mismísimo rey Felipe VI ni la reina Letizia, cuyos rostros se exponen complementados con un calzoncillo amarillo y un tanga de encaje color negro, respectivamente.
No son los únicos españoles que cuelgan en las paredes de la l’Attitude Art Gallery: también se puede contemplar un retrato de Puigdemont con tanga rosa o al pintor Pablo Picasso, además de Franco o Don Quijote, entre otros.
Así es el Musée du Slip (Museo de la Ropa Interior), una muestra que pretende no solo divertir, sino que el visitante parta, como reza su presentación, “con nuevas energías para contribuir a la construcción de una sociedad más justa”.