A , director general de la editorial , le cuesta hablar de sí mismo sin usar referencias de autores y libros. Dice, por ejemplo, “soy desordenado si me comparo con Marie Kondo”. O afirma: “me gusta el box porque no es un deporte, como dice la escritora Joyce Carol Oates”.

Cuando se le pregunta por su estilo de liderazgo señala cómico a sus 40 años: “Puedes poner que soy un jefe de puertas cerradas. Lo juro. Me gusta el aire acondicionado y los demás no quieren enfriarse, así que me piden que cierre la puerta”.

¿Cuál ha sido el peor que ha cometido en el plano laboral?

No veo mi vida profesional como una serie de picos y valles. Cuando hago algo mal es porque no entiendo el carácter mixto de la producción cultural. Los libros son vistos como expresión en el área editorial, como productos en comercial y como unidades en finanzas. Hay que tener la capacidad de entender ese híbrido y es lo que mejor hago.

¿Cómo describe a un buen jefe?

Es alguien que logra que la gente a su alrededor sea más inteligente que él y que cumpla metas en común. Es muy difícil de conseguir. Muchos críticos de música discuten si Ozzy Osbourne es un genio o si tiene la capacidad de rodearse de gente más talentosa.

¿Y cómo es un mal jefe?

Trata de motivar con un mal sentido de competencia interna a través de sentimientos y sensaciones negativas o ambiciones mal entendidas.

¿Cuál es su caso?

Estoy rodeado de gente mucho más talentosa que yo, lo que me sorprende es que esa gente quiera trabajar conmigo.

¿Cuáles son sus hobbies?

Desde niño siempre me gustó el espectáculo deportivo. El escritor David Foster Wallace acuñó el concepto de la belleza cinética a partir de Roger Federer. Es la belleza de las cosas que se mueven. Eso me da mucho placer, lo disfruto mucho.

Dice que el box no es un deporte...

Cuando a tu equipo de fútbol le meten un gol, lo que ha ocurrido materialmente es que una bola ha entrado al arco. El dolor que sientes es simbólico. En cambio, en el box, cuando alguien te noquea, literalmente te cae un puñete en la cara y te desmayas. No hay metáfora en eso.

Ha publicado poemarios y libros, ¿le han dicho que es un mal escritor?

Que soy mal escritor, que no sé trabajar y que soy inclusivo. Las críticas que hace todo el mundo.

¿Como reaccionó la primera vez?

Da cólera porque te golpea en la vanidad, pero siempre animo a que la gente no se tome las críticas a nivel personal. La crítica es el aceite que hace que la máquina funcione.

¿Leer es su trabajo o su hobby?

No distingo el uno del otro. Ese debería ser un error, ¿no?, pero para mí es lo mismo. La mayoría de veces digo: “¿cómo es posible que me paguen por hacer esto? Es más, yo pagaría por ello”. Más allá, también hago estrategias comerciales, financieras, administrativas.

¿Lo llaman en su tiempo libre?

Me llaman todo el día. ¿Tú crees que los autores son respetuosos? (ríe). No me pongo reglas para atenderlos. Me siento como un robot diciendo: “De tal hora a tal hora no atiendo a nadie”. Es más, muchos autores son mis amigos, así que cuando me llama uno no sé si es por trabajo o porque quiere tomarse una cerveza conmigo.

¿Le gusta viajar?

Sí. El año pasado estuve en una hacienda en Portugal porque soy un aficionado del vino. En la vida uno nunca puede decir que sabe de vinos o de libros.

Hoja De Vida

Nombre: Jerónimo Pimentel.


El Dato

Adaptación. Pimentel admite que para algunos puede ser difícil trabajar en empresas con procesos definidos: “Ahí normalmente hay fricciones porque la realidad no va a cambiar para que se cumpla tu protocolo de trabajo. O cambias el protocolo o de gente. No tienes muchas más opciones”.