Descubierta mientras tomaba una hamburguesa en un centro comercial de Sao Paolo, la modelo Gisele Bündchen, que durante quince años fue la modelo mejor pagada, ahora, retirada de las pasarelas ejerce de empresaria, ambientalista convencida y madre entregada.
Solo en Instagram tiene 16 millones de seguidores, una herramienta que utiliza para convencer de la importancia de la preservación de la Tierra y también para mostrar su faceta profesional y familiar y su estilo de vida, en el que prima la meditación, el yoga, la comida saludable y el deporte. Así de natural es Bündchen, que este lunes cumple 40 años.
"Si tuviera que empezar mi carrera como modelo hoy mismo, no hay manera alguna de que pudiera hacerlo", dijo en una entrevista con Vogue hace cuatro años la brasileña, que aseguró que se considera "un pequeño cangrejo" porque le gusta quedarse en casa y tras una trayectoria cosmopolita, ahora reconoce que todo le cuesta demasiado.
Gisele Bündchen (1980) creció en Horizontina, un pueblo en la zona rural de Rio Grande do Sul. Atraída por un viaje a Sao Paulo al final de curso, se inscribió en un concurso de modelos para las chicas de la zona. Era una adolescente de 13 años, y allí, en la gran ciudad, mientras se tomaba un hamburguesa, un agente de modelos la descubrió.
En 1996 se mudó a Nueva York y desfiló por primera vez para Carolina Herrera y Oscar de la Renta. Ahí comenzó el "boom" y el éxito de esta modelo que ha sido musa de casi todos los diseñadores en activo.
Sin embargo, sus inicios no fueron fáciles. "Recuerdo que me decían que mi nariz era demasiado grande o que mis ojos eran demasiado pequeños, que nunca podría aparecer en la portada de una revista", dijo a la revista People.
Su carisma y belleza le han llevado a protagonizar cientos de campañas desde las más prestigiosas y exclusivas con Dior, Balenciaga o Yves Saint Laurent a las más populares y comerciales con marcas como Victoria’s Secret, Pantene o Max Factor.
A lo largo de su trayectoria profesionarl, la top vivió momentos complicados, como su primera sesión desnuda o la importante decisión de posar o no para el catálogo de Victoria’s Secret. “Todo el tiempo pensaba ‘mis padres me van a matar’. ‘Van a decir: ¿Qué narices haces quitándote la ropa, vuelva a casa ya mismo’”.
Con tan solo 19 años de edad, firmó un contrato de US$ 20 millones con la marca de lencería, un acuerdo millonario que suponían el 80% de sus ingresos anuales.
"Durante los primeros cinco años me sentí cómoda desfilando con lencería, pero a medida que pasaba el tiempo me sentía cada vez menos relajada cuando me fotografiaban caminando por la pasarela llevando solo un bikini o un tanga", explicó la modelo a la revista Porter. "Denme una cola, una capa, alas... ¡cualquier cosa que me cubra un poco, por favor!".
Casada desde el 2009 con el jugador de fútbol americano Tom Brady, Bündhen, que posee su propia firma de sandalias, es madre de dos niños, Benjamin, de 10 años, y Vivian Lake, de 7 años. Fue el nacimiento de sus hijos lo que la llevó a reducir el ritmo de su actividad profesional.
Antes de conoce a Brady, Gisele Bündchen mantuvo una relación con el actor Leonardo DiCaprio durante cinco años, una época en la que descubrió su gusto por el cine, donde hizo sus pinitos como actriz. En el 2004 participó en su primera película, "Taxi", y dos años después en "El diablo viste de Prada" ("The Devil Wears Prada").
En abril del 2015, la que se había convertido en la modelo mejor pagada decía adiós a las pasarelas. Bündchen aprovechó la Semana de la Moda celebrada en São Paulo y en su país natal para subirse a una pasarela por última vez. Ese año había ganado US$ 44 millones.
Coincidiendo con su retiro de las pasarelas, publicó un libro que recopilaba sus mejores desnudos fotográficos. Una tirada exclusiva con solo 1,000 copias, a US$ 700 el ejemplar, y que se agotó en cuestión de días.
Pasó entonces a cultivar más su faceta ambientalista, participando en muchas campañas de concienciación, porque una de las grandes preocupaciones que le acompaña desde su infancia es la conservación de la Tierra.
Esto le llevó a ser nombrada, en el 2009, embajadora de buena voluntad del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente.
El año pasado, en la inauguración del festival de música Rock in Rio lanzó el proyecto Believe Earth/Amazonia Live y en su discurso señaló: “sueño con el día en que encontremos el equilibrio entre el tener y el ser... el disfrutar y el preservar.