“Seguramente vamos a estar menos glamurosos, pero lo importante es conservar el objetivo, preservar la tradición y buscar la solidez”, dice Marco Mühletaler, director del Festival de Cine de Lima PUCP, en entrevista con Gestión para comentar los detalles del evento que celebra su edición 26 y que realizará del 4 al 12 de agosto.
Recorte y apertura
Es que la inversión del festival representa un 45% de lo desembolsado en la edición del 2019. Esto, “a pesar de lo complejo que significa hacer un festival híbrido, pues se duplican los soportes y equipos de trabajo”. Según Mühletaler, lo importante era preservar la virtualidad, porque permitiría llegar a un público fuera de la capital que había respondido bien a este formato durante el confinamiento.
Así que la lista de invitados sería sacrificada. “En esa medida, no vamos a traer a muchos invitados internacionales. Estamos poniendo foco en los invitados especiales y jurados que creemos que es importante que vean la película en pantallas de cine para que el fallo que tengan sea lo más justo posible”, sostiene el director.
Esta edición celebra el retorno al espacio físico, específicamente a seis salas de proyección de 60 películas con dos o tres funciones por película. Sumado a las presentaciones de libros, conversatorios y encuentros con cineastas, son alrededor de 100 actividades en total. Sin embargo, “se trata de una programación más corta respecto a lo usual”.
Hay que tener en cuenta que las salas funcionan con un aforo del 60%, con lo cual, menciona Mühletaler, este año se hace difícil la búsqueda de socios o partners para los auspicios.
Público virtual
El furor por la virtualidad se apaga, por lo que esta vez el aforo por esta vía también se redujo. “No creo que repitamos los números. Tenemos menos tickets. Y estamos apostando a intentar lograr un 40% o 50% de las 70 mil personas de asistencia en sala en el 2019 en nueve días”. Esto equivaldría a 28 mil asistentes.
Lo grato de la primera edición virtual fue poder recopilar información en tiempo real sobre el público y el radio que alcanza el cine, explica el vocero. Con ese insumo, este año los organizadores tienen cómo trabajar focalizadamente con determinado target. “El adulto mayor, por ejemplo, que aún no se siente cómodo de compartir espacio con otras personas y que además, en esos dos años aprendió a manejar la virtualidad. Por lo que lo más probable es que se sientan más cómodos desde sus casas”, señala Mühletaler.
Por otra parte, se sabe que más de 12 mil peruanos vieron películas del festival desde la virtualidad en la última edición. “Nos acompañó público de 15 regiones. Entre ellas, Áncash, Arequipa, Cusco, Ica, Junín. Y es algo que no queremos perder”, destaca el director.
Premios
De acuerdo al portal oficial del festival, los premios económicos para las cintas ganadoras suman US$ 11,000. Sin embargo, Mühletaler sostiene que se han añadido algunos premios. “La sección Industria que tiene el festival premia algunas películas que están todavía en construcción, es decir, en fase de postproducción. Se busca con ello darle al cine peruano un espacio de formación o coaching con especialistas”, explica el director.
Con ello, se busca que más películas tengan la oportunidad de algún tipo de reconocimiento que luego los ayude como un respaldo para otros festivales y así aspirar a nuevos financiamientos y opciones de distribución.
El dato
- Convocatoria. Se llegan a tener hasta 500 postulaciones por edición. Marco Mühletaler señala que desde febrero empieza el proceso de selección de las películas. Se convoca un comité de ocho personas. Se culmina la selección entre mayo y junio. Las cintas tienen como máximo un año desde su estreno.