El arte escénico ha sido históricamente un vehículo para explorar las emociones humanas y los retos sociales, y en los últimos años ha adquirido un rol aún más significativo al abordar temas como la salud mental. El teatro, por su naturaleza interactiva y emocional, se convierte en un espacio seguro donde tanto actores como espectadores pueden reflexionar sobre temas complejos, como la depresión, la ansiedad o el duelo, desde una perspectiva cercana y empática. En este contexto, Norma Martínez vuelve a presentar su unipersonal Solo cosas geniales, esta vez, en el norte del Perú.
Solo cosas geniales es un monólogo que, lejos de ser convencional, involucra al público en la construcción de su narrativa. La obra cuenta la historia de una niña que, a los siete años, comienza a escribir una lista de “cosas geniales” para regalarle a su madre, quien tuvo un intento de suicidio. Esta lista, que evoluciona a lo largo de su vida, se convierte en una herramienta de autoexploración y resiliencia. Martínez describe la obra como una experiencia que nos recuerda que estamos rodeados de milagros y cosas maravillosas que nos ayudan a seguir adelante.
“La obra combina momentos profundos con instantes de humor y calidez. Todos lloramos, pero también reímos a carcajadas. La interacción con el público es clave en la dinámica de la obra. Al menos 50 personas participan activamente durante la función, y cinco tienen roles más relevantes, pero todo es improvisación”, aseguró.
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Salud mental sobre las tablas
El tema de la salud mental, que adquiere especial relevancia en fechas como fin de año, es central en la propuesta. Martínez señala que Solo cosas geniales cobra mayor relevancia hoy que en 2019, cuando se estrenó por primera vez. Precisamente, su dinámica permite que cada función sea diferente, lo que mantiene vivo el mensaje central y refuerza la conexión emocional con los espectadores. Para Martínez, esta propuesta es una forma de volver a esa idea ancestral de reunirnos a escuchar historias, como lo hacían las comunidades antiguas.
“A medida que se habla más sobre salud mental, esta obra se convierte en un espacio para reflexionar y encontrar esperanza en los pequeños detalles de la vida. Muchas personas se acercan después de la función para contarme cómo la obra les ha brindado esperanza frente a sus propias luchas o las de sus seres queridos”, comenta.
La actriz sostiene que la salud mental es uno de los retos más grandes de este siglo: “Si pudiésemos hablar de una epidemia, definitivamente la gran epidemia de este siglo es la fragilidad salud mental”. Por ello, a través de su obra, busca invitar a la reflexión sobre el impacto de la depresión y la importancia de encontrar razones para seguir adelante con la ayuda necesaria.
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El reto de la descentralización
En este sentido, Martínez resalta la importancia de descentralizar la oferta artística y llevar proyectos culturales a regiones fuera de la capital. Enfatizó que iniciativas como la de El Deck de Vichayito (Piura) representan un esfuerzo clave para descentralizar el acceso al teatro y fomentar una actividad cultural inclusiva en todo el país.
Sobre el panorama del teatro peruano, la actriz destaca que hay una evolución notable, con propuestas más participativas y un impulso en la dramaturgia local. Sin embargo, resalta que el desarrollo cultural debe abarcar todo el país.
“El Perú no es solo Lima. Esta presentación en el norte es un paso hacia un verdadero desarrollo cultural descentralizado. Estoy emocionada por llevar mi corazón y mi mejor energía al norte. Sé que la chispa del público norteño hará que esta función sea inolvidable”, concluye.
DATO
La cita es el 12 de diciembre en El Deck cultural de Vichayito, un espacio que promete convertirse en un epicentro artístico en la región.