Empresario y miembro de Rock the Bubble
Nacida en el corazón de la élite chilena, emparentada con 4 presidentes de la República por parte de su madre y con la nobleza prusiana por parte de su padre, Teresa Wilms estaba destinada a ser una ama de casa. Sin embargo, tuvo una vida tan intensa como novelesca. Dicen muchas cosas de mí. Los hombres se sorprenden cuando ven a una mujer que bebe, ríe y conversa a la par escribió en sus diarios.
Repudiada por su marido y separada de sus dos hijas, Wilms fue encerrada por su familia en la sección de castigos morales del Convento de la Preciosa Sangre, cautiverio del cual fue rescatada por Vicente Huidobro –para muchos el más grande poeta chileno– quien decide disfrazarla de viuda para luego subirla a un tren con destino a Mendoza, donde sostuvieron un breve romance.
Una vez libre de ese Chile castrador y pueblerino, se instala en la bullente Buenos Aires de principios de siglo, donde traba amistad con Borges y Victoria Ocampo. Luego viaja a Europa y es en Madrid donde conoce a Pío Baroja, a Juan Ramón Jiménez y a Julio Romero de Torres, quién termina retratándola. Es entonces, y con prólogo de Valle Inclán, cuando publica con gran éxito, su poemario Anuari. Más tarde, y por seguir a sus hijas, pasa al Paris de la belle epoque, donde es parte del circuito surrealista de Paul Eluard, Max Ernst y André Breton. Además, mantuvo un amorío con el magnate de los automóviles André Citroên.
En sus diarios es posible identificar una constante rebelión frente a los roles que la época les ofrecía a las mujeres. Desilusionada y sin creer un posible cambio, escribe: Nací cien años antes que tú y sin embargo te veo igual a mí, soy Teresa Wilms Montt y no soy apta para señoritas.
Pero al mismo tiempo en el que nos sumergimos en su lucha es inevitable intuir entre sus líneas la incapacidad de concretar otra vida posible: cada sueño que tiene se evapora en el aire. Y con cada uno, la frustración se acumula y la melancolía se acrecienta. Perdida la esperanza, no le queda más que la ilusión de la muerte: Morir debe ser una cosa deliciosa, como hundirse en un baño tibio durante las noches heladas.
Cuánta vida, cuánto arte y cuánto dolor destilados en apenas 28 años, que podemos husmear como lectores en sus diarios íntimos.
Claves:
Obra: En vida publicó cinco poemarios, dos en España y tres en Argentina.
Trilingüe: Nativa en español, francés e inglés, la primera parte de sus memorias - dedicadas a su infancia - fueron escritas en francés, el idioma de las institutrices que la criaron.
Adicciones: Aficionada al éter, el hachís y la morfina, bebía coñac y ajenjo.
Suicidio: Luego de dos intentos fallidos, muere por una sobredosis de veronal –un somnífero– en 1921. Está enterrada en Pere Lachaise, cerca de Wilde y Morrison.
Dato:
De legendaria belleza, porte y distinción, amen que corresponsal de prensa y cantante operática aficionada, fue deportada al llegar a NYC, acusada de espiar para Alemania durante la primera guerra mundial.