En el sector industrial y, particularmente, en el rubro de empaques en Perú, el nombre de Ricardo Echegaray está asociado al crecimiento de Pamolsa, la operación local del grupo colombiano Carvajal Empaques. Desde su ingreso a este holding, han pasado más de 18 años y, en esta entrevista, el ejecutivo cuenta los desafíos vividos en este tiempo dentro y fuera de las oficinas y plantas de esta compañía en el Callao.
¿Ya cuántos años en Carvajal?
Muchos años, más de 18 años, empecé en Pamolsa (Carvajal Empaques) cuando éramos menos de 280 personas y hoy somos como 1,600. Empecé en 2006 trabajando en el área de logística, que era parte de la gerencia de Operaciones Industriales. La compañía creció y pasé a ser gerente de logística reportando al gerente general y de ahí he pasado por diversos puestos. Ahora cumplo un año como vicepresidente comercial a cargo de toda la operación comercial de Carvajal Empaques, desde EE.UU. hasta Chile. Me ha tocado hacer muchas cosas y he crecido, así como lo ha hecho la compañía.
¿Qué desafíos han marcado su trayectoria?
Desafíos desde todos lados. En los últimos años, la velocidad de cambio ha sido mayor en todo sentido, en tecnología, política, cambios sociales, humanos y eso ha generado siempre un reto. En los negocios, es la competencia en todos los países. La influencia de los asiáticos en el mundo marco una diferencia en la forma de hacer negocios y nos obligó a ser mucho más eficientes y efectivos, a estar mucho más cerca del mercado.
¿Y en su sector?
En el mundo en general y en los empaques es que antes la industria proponía al mercado los productos, hoy las industrias se nutren de las necesidades del mercado para desarrollar los productos. Esos cambios se han dado en los últimos 15 o 20 años y eso ha hecho que las estructuras de las organizaciones tengan que adecuarse. Sin embargo, una cosa que no ha cambiado en Carvajal Empaques es que para afrontar todos estos retos se ponga siempre por delante el factor humano.
¿Cómo llegó a esta industria, fue un objetivo?
Entre a Carvajal Empaques cuando tenía 39 años, hoy tengo 47. Desde que salí de la universidad siempre estuve trabajando en el consumo masivo, pero nunca me imaginé trabajar en este tipo de industria. Fue una cosa casual, nunca me imaginé y que iba a estar tanto tiempo. Esta empresa me cayó como anillo al dedo.
¿Por qué?
Cuando uno va pasando las etapas de la vida, uno va encontrando que sus objetivos y necesidades también van cambiando. En cierto momento de la vida, uno tiene nuevas necesidades, como trascender. Y esta compañía me ha permitido trascender porque me permite vincular la empresa con la familia, conocer a profundidad a la gente que trabaja conmigo. Me parece que es super importante y quizás me haya quedado aquí tanto años porque mi evolución como persona, papá, esposo, amigo, ha ido acompañada del trabajo que hago acá en Pamolsa.
LEA TAMBIÉN: El CEO de Pacasmayo, entre un sector aparentemente duro, viajes y el fútbol
Equilibrio trabajo-familia
¿Cómo equilibra los tiempos entre el trabajo y la familia?
El tema humano es importante, trato de que no solo yo, sino que todas las personas que trabajan aquí tengan un balance entre trabajo y familia, y eso últimamente no se ve mucho. En todas las industrias la gente trabaja 24/7 y se dedica poco tiempo a sí mismo, la familia y amigos. En mi caso, no puedo vivir sin la familia y amigos, trato de dedicar el espacio también para ellos, no dejo de hacer deporte, salir a cenar con la familia, todo eso lo recarga a uno. Si uno se dedicara 24/7 a trabajar, las pilas nunca se recargarían. La familia y los amigos son un cargador de pilas.
¿Qué pasatiempos tiene?
Hago deporte solo en el gimnasio, hago deporte colectivo con diversos grupos, pero hay aficiones que me han venido en los últimos cuatro o cinco años, por ejemplo, cuidar plantas. Y eso no es tan extraño porque mi madre siempre tuvo un jardín bonito. Hoy en mi oficina tengo un par de plantitas que creo que cuando les hablo se ponen más bonitas. En casa igual tengo un jardín pequeño.
Toco un poco de guitarra y tengo dos hijos que son músicos por hobbie, y por ahí me gusta mucho compartir con ellos algo de música. Es de las cosas que hago para relajarme.
¿Hay enseñanzas del trabajo que traslade a la vida personal?
Muchas, yo tengo un triángulo, las lecciones no solo van del trabajo hacia la vida personal, sino también en viceversa. Realmente veo a la gente que trabaja conmigo como parte de mi familia y digo que es mi otra familia, acá paso mucho tiempo, todo el día con ellos. El tercer elemento de este triángulo es el deporte, hay muchas cosas que he aprendido haciendo deporte colectivo y que traslado a lo laboral y personal.
¿En qué sentido?
En el deporte colectivo y el trabajo en equipo, lo más importante es el soporte, el apoyo, y eso lo traslado a la familia y el trabajo, no es nada difícil y muchas veces cuando hay retos en lo laboral, normalmente lo comparo con lo deportivo. Cuando estamos en problemas en lo laboral, siempre digo: ojos bien abiertos, dientes apretados y puños bien cerrados, que es como uno enfrenta un partido de fútbol en dificultades. La familia, el trabajo y el deporte tienen muchos aprendizajes que se pueden compartir entre ellos.
LEA TAMBIÉN: San Pablo y un “flashback” del gerente comercial a 4 décadas en seguros y salud
De viaje
¿Este oficio le ha permitido conocer mucho el Perú?
Muchísimo, el Perú y el mundo. Quizás no me había dado cuenta, pero por el trabajo viajo mucho y me ha tocado ir a ciudades grandes y a pueblos, conocer cómo se vive en la sierra o selva, diferente a cómo se vive en San Isidro o Miraflores. La idiosincrasia de la agente, la forma de vida es diferente.
¿Y fuera del Perú?
Si me pongo a contar cuantos países he conocido por el trabajo ha sido super interesante. Me ha tocado ir a Japón, Corea, China, y cada país es diferente. Estados unidos es un país completamente diferente. Me ha tocado conocer Centroamérica, no me imaginaba que El Salvador era como es, ahora me estoy yendo a Guatemala y es apasionante conocer el mundo, otras culturas, otras formas de alimentarse, de ver la vida, es apasionante, muy bonito.
Si pudiera vivir fuera de Lima, ¿qué ciudad escogería?
Hay muchos lugares. Entré a Carvajal el 2006 y el 2008 me tocó vivir en Colombia y me encantó la vida en Cali, que es una ciudad importante y uno se puede movilizar con mucha más facilidad (que en Bogotá). En el mundo hay muchas ciudades que me podrían gustar. Me gusta mucho Santiago, me he convertido en un ciudadano del mundo. A veces me siento medio colombiano y medio chileno por los amigos, las costumbres, la comida. Cuando uno sale del Perú sufre por la comida, pero luego empieza a acostumbrarse. En Colombia, Chile, EE. UU., El Salvador, se come bien.
En Perú, ¿qué ciudad le llama la atención?
No sé si para vivir, pero me parece que Cusco es una de las ciudades más bonitas del mundo, no solo el centro sino alrededores. Conozco ciudades de Europa bellísimas, pero me quedo con mi Cusco. Me encantaría de repente en algún momento pasar mucho tiempo en Cusco.
LEA TAMBIÉN: ABB y el liderazgo femenino en motores, entre las finanzas, familia y el baile
Rompiendo el “empaque”
En algún momento, ¿le llamó la atención otro rubro?
Mira, este dato no lo conoce mucha gente, pero cuando era adolescente y estaba en el colegio, en algún momento paso por mi cabeza ser sacerdote. Lo que pasa esos sacerdotes (del colegio) jugaban fútbol, tocaban música con nosotros y hacían una labor super importante fuera del colegio con la comunidad y niños, y eso me cautivo. Luego la idea salió de mi cabeza, y siempre quise ser ingeniero industrial.
¿Por qué?
Me da la posibilidad de hacer muchas cosas diferentes y no me equivoqué. En mi carrera he sido desde almacenero, administrador de ventas, he pasado por impuestos y la carrera que elegí me ayudó a entender y me dio el soporte para desarrollarme.
Más allá de la vida laboral, ¿tiene algún propósito o algún hobbie?
Lo más importante es enseñar, es una cosa que tenía en mi cabeza de vez en cuando y hoy que tengo 57 años, es una de las cosas que me gustaría hacer, lo haría gratis. La vida en general, pese a todos los retos, me ha dado mucho y quisiera devolverle todo lo que me ha dado a la vida, a la gente, a mi país. De repente compartiendo mis experiencias y enseñando lograría un poco cumplir con ese propósito. Además, pasar mucho tiempo en short y polo en la playa.
Temas que también le pueden interesar sobre Pamolsa y Carvajal:
- Del Callao al África: la expansión de Carvajal Empaques y proyecto en planta
- Pamolsa y la nueva línea de empaques que impulsará su crecimiento en 2024
- Adiós al tecnopor: Pamolsa busca que el 75% de sus productos sean sostenibles a 2025
Comienza a destacar en el mundo empresarial recibiendo las noticias más exclusivas del día en tu bandeja Aquí. Si aún no tienes una cuenta, Regístrate gratis y sé parte de nuestra comunidad.
Bachiller en Comunicación Social (Universidad Nacional Mayor de San Marcos). Trabajé en radio y prensa escrita y, desde el 2013, soy redactor de la sección de Negocios del Diario Gestión.