Christian Mestanza
Son peruanos, tienen éxito en sus carreras, pero se encuentran a kilómetros de distancia de la tierra que los vio nacer. Cuatro compatriotas que destacan en el extranjero le comentan a Gestión qué es lo que más añoran del Perú y qué les hace sentir más orgulloso de su patria.
Santiago Roncagliolo
Escritor y periodista. Vive en España.
Llevo 20 años viviendo fuera. Como crecí de chico algunos años en otro país, creo que ya llevo más tiempo viviendo fuera que dentro del Perú. Lo que más extraño es a mis amigos. Cuando los veo, siento que todos han crecido humana y profesionalmente, pero yo lo veo por hitos, me pierdo una parte de la vida de ellos.
He hecho varios viajes a la amazonia y me he vuelto fan de su comida, sobre todo del pescado de río. También de la chonta y los vegetales de ahí, completamente diferentes a los de la costa. Me parece una cocina llena de sabores que el mundo aún no conoce.
Añoro la universidad, pero a una a la que nunca podré volver: la universidad como estudiante. Añoro tumbarme en los jardines, conversar con los amigos, enamorarme de chicas en la cafetería, fumar en los patios. Añoro todos los pequeños espacios de mi universidad, que ya ni siquiera son como cuando yo estudié, está mucho más edificado todo ahora.
Los recuerdos más agradables para mí son los de llevar a mis hijos al Perú. Ellos han nacido y vivido toda su vida fuera, pero en el país han navegado junto a ballenas, nadado con tortugas gigantes, visto caimanes y tarántulas, se han bañado por la noche en aguas termales. Todos esos momentos en los que ellos se sorprenden de las cosas que hay en el Perú, y son imposibles ver en otros países, me hacen muy muy feliz.
Stephanie Bragagnini
Modelo y diseñadora. Vive en EE. UU.
Me acerco al segundo año de estar lejos. Soy una chica de cuidad por eso me adapté rápido a vivir en Nueva York. Lo único que extraño: manejar 20 minutos y aparecer en la playa con un cebiche -mi plato favorito-, tequeños y una Pilsen botella verde a temperatura perfecta, todo servido en una mesa para cuatro y listo para hacer el “salud” con mis papás y mi hermano.
Siempre me presento como “I’m Nia from Perú” y automáticamente empieza una conversación sobre experiencias propias o ajenas de mi hermoso país. Nunca he tenido un silencio incomodo al conocer a alguien porque siempre hay algo bonito que hablar del Perú. Claramente Machu Picchu, Miraflores y la comida juegan un rol protagónico en toda conversación.
Cuando llega mi momento de hablar digo: "En Perú tenemos costa, sierra y selva. Playa, andes y jungla. Tenemos el pack de diversión completo". Mientras voy narrando, solo me quiero teletransportar a Oxapampa -el pueblo natal de mi madre- para tomar un jugo de naranja recién exprimido, comer huevos revueltos recién cosechados y pan recién horneado.
Antes de mudarme, mi papá me regaló la camiseta de la selección peruana. La llevo como amuleto. Si me preguntan que me hace estar orgullosa de ser peruana, me quedo callada – como en los 4 segundos previos a gritar un gol– porque puedo hablar de nuestra increíble historia, los incas, el amazonas, etc. Pero estoy orgullosa de ser peruana, sobre todo, porque somos reconocidos como gente que nunca se cansa, o que aun cansada trabaja. El peruano es “chamba”, es ingenioso, es creativo, es perseverante, es alegre, es música, es arte, es amante, es talento, inspiración, es su intenso pasado, presente y su prometedor futuro, si todos hacemos el bien. ¡Somos pura pasión! El peruano se pone la camiseta y sonríe.
Sergio Dávila
Diseñador de moda. Vive en EE. UU. y Perú.
Vivo seis meses del año en Lima y seis afuera. Pasé 14 años completos en el extranjero y hace 10 que vivo entre el Perú y EE. UU. Lo que más extraño es la diversidad de culturas que hay en un solo lugar como Lima. La comida típica que más me gusta es el ajiaco de caigua.
Chaclacayo y Punta Hermosa fueron los mejores lugares para crecer. En mi época, cuando llegaba a Chaclacayo había un letrero enorme que daba la bienvenida y que decía: "Chaclacayo, el distrito más bello y limpio del Perú".
Algo que me encanta del Perú, y que no puedo encontrar en EE.UU., es la facilidad de hallar insumos para lo que sea que quiera hacer. Cuando me preguntan sobre el país, lo primero que respondo es que es un tesoro escondido. Lo que me hace sentir más orgulloso es la variedad de su territorio, sus etnias y su cultura.
Fernando Iwasaki (España)
Escritor e historiador. Vive en España.
Llevo más de treinta años en Sevilla y de forma permanente. Extraño a mis hermanos sobrinos, amigos y a mi madre. Mi comida favorita: de los entrantes el cebiche, de los segundos el lomo saltado y de los postres el suspiro limeño.
Recuerdo con nostalgia la casa de mis padres, que ha desaparecido, y mi colegio, que tampoco existe. Sin duda añoro "El Suizo" de La Herradura, porque me encanta su atención, cocina, coctelería y vista panorámica.
Mantengo en mi memoria las conversaciones con mi padre y amigos ya fallecidos que quise y admiré mucho.
En cada tejado de nuestra casa rural sevillana tenemos un Wasi Tupuy cusqueño. Es decir, una cruz andina flanqueada por dos toritos de Pucará. Mis hijos han nacido en España, pero sienten que los Wasi Tupuy los representan.
Me hace sentir orgulloso del país que la justicia haya actuado contra la corrupción, aunque ello haya supuesto que todos los presidentes que nos han gobernado desde 1985 fueran procesados e incluso condenados. Eso no ha ocurrido en ningún otro lado del planeta.