Siempre he comido bien en Matria. Me gusta el ambiente, el trato del personal de sala y la sazón de sus platos. El menú es variado: tienen cartas de temporada, por lo que no encuentras lo mismo durante el año, aunque he aprendido a guiarme más por las “pizarras” (ventanas y espejos) donde se anuncian los platos del día. Me atrevo a decir que estos suelen sorprender más que la carta misma, lo que da un cierto toque aventurero al asunto. La cocina de la chef Arlette Eulert siempre ha apostado por los guisos untuosos, de largas cocciones, algo que un paladar goloso agradece.