Melina León tiene el honor de ser la primera directora peruana seleccionada en el Festival de Cannes. "Quisiera creer que es una señal de cambio", afirma la cineasta, que ha llegado hasta allí con un retrato doloroso del robo de niños en el Perú de los años ochenta.
"Canción sin nombre", su ópera prima, se proyectó este jueves en la Quincena de Realizadores, sección paralela del certamen inaugurada ayer y que finalizará el próximo 25 de mayo.
Punto de partida
La historia comenzó a gestarse a partir de una llamada de teléfono que recibió su padre, el periodista Ismael León, de una peruana adoptada en Francia que le agradeció haber conocido su verdad gracias a sus reportajes sobre el tráfico de niños.
El filme cuenta la historia de una mujer cuyo bebé es secuestrado nada más al nacer y de un reportero que le ayuda a investigar lo sucedido. Un hilo principal acompañado de violencia de la guerrilla senderista, homofobia, brecha entre clases sociales y corrupción policial y judicial.
"Quería agrupar en una sola película todos los males del mundo. No sé si se me ha pasado la mano", indicó en entrevista con EFE la realizadora, tan entusiasmada como abrumada por el hecho de haber sido escogida en Cannes.
Su presencia es "un premio" que confía en que sea inspirador: "Vengo de la clase media, no soy de la alta burguesía, y eso creo que es bonito para mucha gente, el ver que es posible, con pocos recursos, lograr hacer algunas cosas, aunque tome muchos años, muchos más de los que le tomaría a alguien que puede dedicarse exclusivamente al arte".
Ella descubrió el arte de pequeña, a los "siete u ocho años". Su padre, el mismo que inspiró esta historia, era amante del teatro experimental.
Memorias en blanco y negro
Con "Canción sin nombre", se estrena como directora de largometrajes, y su principal objetivo al hacerla era ser "fiel a la verdad": "No estaba pensando mucho en el espectador sino en ser honesta con la memoria, en tratar, a través de los artificios de la ficción, tener verdad y que el espectador la reconozca".
El blanco y negro, colores en los que está rodada, respondía a esa voluntad porque en aquella época los diarios no publicaban fotos en color y la realidad se percibía a través de esas imágenes.
Trayecto
La directora vive entre Lima y Nueva York y admite que aunque en la actualidad "hay cosas que están mucho mejor en el Perú, los problemas de fondo están ahí y en algún momento pueden volver a estallar como en aquella época".
La película, pese a todo, "tiene un rayo de esperanza", agrega León, que reconoció que, tras "tantos año recibiendo negativas de financiación o simplemente en el total anonimato trabajando sola en la habitación con un ordenador portátil, se hace extraño el reconocimiento que Cannes le brinda a su primer largo.