“Aunque no tengo don artístico, mi familia sí y por eso quiero aprender más”

¿Cómo se le abrieron las puertas a la vida diplomática?

Estudié derecho y japonés. Cuando fui a Japón actué como embajadora representando a Australia. Y pensé: “Este trabajo es muy bueno. Quizá sea buena oportunidad para mí entrar en carrera diplomática”.

¿Dónde quería ejercerla?

La primera oportunidad que tuve en el puesto elegí Tokio como opción 1 y 2, Pekín en tercer lugar. Me tocó este último. Entonces me puse muy triste, pero en retrospectiva fue lo mejor que me hubiese pasado porque me dio la oportunidad de estudiar chino, vivir en ese país con cultura milenaria. Y luego trabajé como consejera de cultura. Me encanta conocer a escritores, artistas, la gente más creativa de un país.

¿A quiénes ha conocido en Perú?

Solo llevo un mes. He aprovechado para ir al MUNA (Museo Nacional del Perú), conocer a artistas como Eduardo Tokeshi, Violeta Quispe y personas que hacen retablos. También conozco un poco de música electrónica, ‘dengue dengue’. Este tipo de cumbia me encanta. (Ríe). Y me cuesta el español, por eso he leído poco en este idioma. ¿Cómo es? ¿La niña mala? Ah, sí... “Travesuras de la niña mala” de Mario Vargas Llosa.

¿Y usted tiene vena creativa también?

Aunque no tengo ningún don tengo una familia muy artística. Y por eso tengo interés por conocer más. Mi esposo toca la guitarra muy bien. Y su héroe es Gastón Acurio. Quiere venir, dejar su carrera como abogado y cocinar en Perú. Mi hija tiene su banda de rock y quiere ser diseñadora. Y mi hija menor es increíble con las artes plásticas y las miniaturas.

¿Cómo se adaptan sus hijos a su trabajo?

Mi familia aprendió a hablar en chino y entienden un poco de español. Mis hijos mayores quieren bajar como aventureros. El mayor es andinista. Quiere venir a Áncash para subir las montañas. Tengo preocupación.

Cuenta que estuvo en Chile antes entonces.

Hace muchos años. Al principio estaba encargada de las relaciones con Perú, Bolivia y Ecuador. Tuve la oportunidad de venir a Perú muchas veces para abrir nuestra nueva embajada.

¿Siente un vínculo especial con el Perú?

Me interesa conocer su comunidad nikkei. Descubrí que hay 150 años de historia entre Japón y Perú. Y que este país era de los primeros con los que estableció relaciones diplomáticas.

¿Qué tanto un embajador debe cuidar sus opiniones personales?

Es importante mantener un espacio entre lo personal y profesional.

Se cuidan mucho. ¿En los primeros años de experiencia surgió alguna anécdota?

Es algo gracioso. En China no estaba muy acostumbrada al rol como diplomática. Tenía una entrevista con Shougang, una empresa grande con inversión aquí también. La primera vez abro la boca y digo: “ustedes, japoneses”(ríe). Y como sabes, esos países aún tienen una especie de rivalidad.