Maree Ringland no es solo la embajadora de Australia en Perú, es una chica del campo. “Crecí en una chacra. Teníamos duraznos, ciruelas, arándanos porque mi mamá es japonesa”, cuenta con un particular acento extranjero. ¿Por qué cambió su vida en un pueblo al norte de Sídney, muy cerca a la playa, por esta labor? “Me interesa la carrera diplomática porque me dio oportunidad de vivir otras culturas con mi familia”, señala quien ahora dice ocupar el puesto de sus sueños.