Olga Tokarczuk nació en Sulechów, Polonia, en 1962. (Efe)
Olga Tokarczuk nació en Sulechów, Polonia, en 1962. (Efe)

Internet y su exceso de información, que no somos capaz de soportar, es cada vez con más frecuencia “un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia”, aseguró la Nobel de Literatura 2018, la polaca Olga Tokarczuk. En lugar de ser un sueño cumplido, nos “ha diferenciado, dividido, encerrado en pequeñas burbujas individuales” y creado “multitud de historias incompatibles cuando no abiertamente hostiles”.

Tokarczuk (Sulechów, 1962) de quien la Academia Sueca ha destacado su “imaginación narrativa que, con pasión enciclopédica, representa el cruce de fronteras como una forma de vida”, hizo un análisis del mundo actual, el cual intenta hallar una salida a “la emergencia climática y a la crisis política”.

Dos situaciones que “no son solo resultado de un giro del destino, sino de acciones y decisiones, económicas, sociales y relacionadas con la visión del mundo (incluidas algunas religiosas)”, indicó la nobel.

En una larga lectura que sirvió para aceptar el galardón que se dejó en suspenso el año pasado, repasó la literatura, las nuevas narrativas e ilustró las conexiones ocultas entre acontecimientos, hablando de la llegada de los españoles a América. Intelectual, activista política y ambiental, la autora de “Los errantes”, aseguró que la codicia, la falta de respeto a la naturaleza o la rivalidad sin final “han reducido el mundo a la condición de un objeto que podemos cortar en pedazos, usarlo y destruirlo”.

Internet

Un mundo dominado por un internet “completa e irreflexivamente sujeto a los procesos del mercado”, cuya gigantesca cantidad de datos no se usa para dar un acceso amplio a la información sino que sirve, “sobre todo, para programar el comportamiento de los usuarios, como aprendimos tras el caso de Cambridge Analytica”.

También en la política, -analizó- el exceso de información puede ser “abrumador y su complejidad y ambigüedad da lugar a todo tipo de mecanismos de defensa”. En un mundo que se transforma velozmente, “no tenemos listas la narrativas, no solo para el futuro, sino para el ahora”, nos faltan -enumeró- el lenguaje, los puntos de vista, las metáforas, los mitos.

Las series televisivas, que han dominado las dos primeras décadas del siglo, tienen -consideró- una narración que es “probablemente una de las búsquedas más creativas” de una nueva forma de contar el mundo. La autora de “Las escrituras de Jacob” (2014) se mostró contraria a la división por géneros de la literatura, que lleva “hacia la limitación de la libertad del autor, la reticencia ante la experimentación y la transgresión”.

La ficción ha perdido “la confianza de los lectores, desde que la mentira se ha convertido una peligrosa arma de destrucción masiva, aunque aún es una herramienta primitiva” y cuando un lector le pregunta a un escritor si es real lo que escribe, a este “le suena realmente apocalíptico”. Es posible que la literatura se esté convirtiendo en algo marginal frente a formas de narración, pero es la “única capaz de hacernos entrar más hondo en la vida de otros seres, entender sus razones, compartir sus mociones y experimenta sus destinos”, expresó.

A la espera de un genio

Tokarczuk, que siempre ha estado fascinada por el sistema de conexiones mutuas del “que por general no somos conscientes”, habló de la llegada de los españoles a América, que significó la muerte de millones de nativos, por enfermedades, “por la opresión despiadada y las matanzas”. Aquello supuso el abandono de millones de acres a la jungla, lo que causó una “edad pequeña edad de hielo, que cambio la economía europea”.

La nobel se mostró convencida de que “pronto aparecerá un genio capaz de construir una narrativa completamente diferente, aún inimaginable”, que nos cambiará. Tokarczuk dijo que cree que ella debe contar historias “como si el mundo fuera una entidad viviente única, en constate formación ante nuestros ojos, como si nosotros fuéramos una pequeña, pero a la vez poderosa, parte de él”.