"Empecé la pandemia con un índice de masa corporal de 43 y me mandaron a casa para trabajar remotamente. Desde allí impulsé un emprendimiento de tejido para reducir la ansiedad de no ir a trabajar. El próximo mes regresaré a mi establecimiento de salud.
1. Vannessa Acosta (45 años). Cirujano dentista
La principal motivación para volverme voluntaria fue saberme vulnerable al virus. Me preocupé por leer, investigar y ver que la vacuna tenía potencialidades. Evalué, además, que ya no iba a tener más hijos. Eso me hubiera detenido. Me incentivó ser parte de la historia y demostrar —a los que suelen conspirar— que lo peor que puede pasar es que la vacuna no sea efectiva.
La primera dosis la recibí el 10 de octubre. No tengo idea de cuál me pusieron, pues pudo ser placebo. Después, tuve un poco de dolor de garganta. Un encargado me llama a diario y, si tengo alguna molestia, me llaman hasta dos o más veces".
2. Gustavo Rivara (48 años). Pediatra neonatólogo
"No creo que exista alguien a quien la pandemia no haya afectado. Como personal de salud cada turno de 12 horas era un momento de exposición permanente. Además, las mascarillas se usan más de 12 o 13 horas por día. Me afectó muchísimo no poder ver a la familia y a las personas cercanas, sobre todo a mis padres, que son personas mayores con quienes no puedo compartir momentos hasta que esto se resuelva.
El principal motivo para participar como voluntario es colaborar con el avance científico y solución a este problema a pesar de los riesgos que pueden existir en un producto biológico nuevo.
Creo que recibí la vacuna porque tuve manifestaciones secundarias como dolor de cabeza y dolor en el lugar de la punción totalmente manejables. El 33 % de los voluntarios recibirán placebo.
Me darán seguimiento por todo un año".
3. Natalie Abad (44 años). Arqueóloga
"Lo que más me afectó de la pandemia fue que a finales de mayo, mi abuelito de casi 96 años murió en casa, básicamente porque no había atención primaria.
¿Qué me motivó a postular como voluntaria? Desde niña he querido participar en un estudio como este. Considero que es un deber contribuir a la salud pública, al bien común y participar es una oportunidad para cumplir con ese deber que tenía.
Estoy participando en el estudio que realiza la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Universidad Cayetano Heredia. En este estudio hay dos candidatas a vacunas. La dosis que he recibido es al azar, puede ser de cualquiera de las dos candidatas a vacunas o un placebo. Nadie lo sabe.
Entre las principales reacciones que tuve hubo una ligera cefalea al día siguiente. Y sí nos hacen seguimiento diariamente. Tengo una monitora asignada".
4. Jorge Abanto (53 años). Ingeniero químico
"Afectó a mi familia porque mis hijos estaban de vacaciones en Perú, ellos estudian en Alemania y tuvimos que hacer muchos esfuerzos para enviarlos de regreso.
Quizá eso fue lo que influyó en mi decisión de participar activamente porque muchas personas queremos apoyar. Estudié ingeniería química en San Marcos y cuando vi que mi universidad junto a la Cayetano liderarían los estudios, traté de inscribirme en ambos, pero el servicio de Internet es tan malo que no pude. A la tercera convocatoria me inscribí por celular. Entonces me llamaron por mis datos. Pasé a través de un proceso de validación que no es tan sencillo y me dieron cita. Ese día pasé por otro proceso de identificación de datos, triaje, me hicieron preguntas sobre mi historia clínica, etc. Fue un proceso riguroso y ordenado.
No he tenido molestias, solo una pequeña cefalea anotada en la lista de contraindicaciones".