Detrás de una empresa hay todo un equipo de personas y gerentes que las lideran. Y detrás de cada uno de ellos, a su vez hay historias que nos permiten comprender la marcha de la organización, sea en el sector financiero, retail o extractivo. En esta entrevista, conozca un poco más de Guillermo Flórez, gerente general de Petrotal, dentro y fuera de las oficinas del mayor productor petrolero del Perú.
¿Cómo llegó al sector petrolero, era algo que anhelaba?
Yo me gradué en julio del 2005, soy ingeniero industrial de la Universidad de Lima, mi primer trabajo fue en Laive, en consumo masivo, lácteos.
Nada relacionado con el rubro extractivo…
Exactamente, pero uno siempre aprende algo, estuve en el área comercial, marketing, luego pase a Bureau Veritas el 2007 y ahí empieza mi relación en el petróleo. Tenía como clientes a Perú LNG, a BPZ, y luego de supervisar la construcción del proyecto Corvina (mar de Tumbes) pasé a BPZ en diciembre del 2008.
¿Ahí comenzó en el sector petrolero?
Si, ahí me quedé, es reamente una industria apasionante, es el motor del mundo. Se dice que a todo el mundo le encanta la energía, pero todos odian al petróleo y solamente saben de él cuando van al grifo y ponen gasolina al tanque. Es bonito contar la historia y saber todo lo que hace esta industria moderna y sostenible.
En este tiempo, ¿esta industria lo ha marcado en alguna manera?
En el ámbito personal, es el compromiso con generar progreso en el país. A la vez tengo dos hijos y una tercera en camino, y uno quiere traerlos a un mejor mundo. Entonces el cambio climático es algo que tenemos que atender, la transición energética se tiene que dar pero hay que hacerlo bien.
¿Hay lecciones del sector petrolero que lleva a su vida personal?
Definitivamente, la gestión de riesgos. Ésta es una industria en la cual la seguridad debe ser un valor y pilar fundamental, entonces en mi casa también lo es siempre.
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El equilibrio vida-trabajo
¿Esta actividad es demandante en tiempo?
Nos toca viajar bastante, no solo a la operación, sino a otras partes también para diferentes reuniones, pero uno hoy trata de estar conectado siempre, es la ventaja que tenemos. Puede ser una zona remota, pero tratamos de ir cada cierto tiempo.
En ese ritmo, ¿Cómo hace para alcanzar el equilibrio vida-trabajo?
Es fundamental tener un balance. Haciendo una similitud, no hay ninguna máquina que te resista si no la apagas cada cierto tiempo o sino le haces un tipo de mantenimiento. En mi vida personal, trato de enfocarme mucho en el bienestar, alimentación muy saludable, en hacer ejercicio con regularidad, practico la meditación desde hace dos años y el surf, que es un momento de desconexión del trabajo porque felizmente aún no existe los celulares acuáticos y me permite conectarme conmigo mismo y la naturaleza.
¿Lo practica con regularidad?
Me gustaría poder hacerlo todos los días, pero sí con bastante frecuencia, unas tres veces por semana por lo menos.
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La pasión en otras canchas
Si en algún momento se diera la ocasión de dejar los hidrocarburos, ¿que otro sector le llama la atención?
Admiro mucho a amigos míos que entraron a trabajar al deporte y están en el futbol. Jugué futbol en muchos momentos de mi vida y lo dejé por lesiones, pero el deporte colectivo me enseñó mucho, a perder. De chico en mi colegio éramos una promoción pequeña y nos goleaban, pero cuando fuimos creciendo mejoramos muchísimo y pudimos ganar algunos campeonatos. Hay muchas habilidades que son trasferibles a otras industrias y, si tuviera que elegir algo distinto, por dar un giro total, me gustaría incursionar en algún deporte.
¿Sería gestión comercial o una dirección técnica?
Ya se verá (risas).
De otro lado, ¿esta industria le ha permitido conocer el Perú y el mundo?
Por el trabajo no. Gracias a Dios mi papa y mi mamá me llevaron a viajar por el Perú de chico, estaba esa filosofía de conocer el Perú primero, he recorrido toda la costa en carro, no había el tráfico de hoy en día. He podido ir a la selva, sierra, conozco bastante el Perú, estoy enamorado del país.
Luego también desde la época de la universidad he podido conocer algunas ciudades y trabajar, por ejemplo, en Estados Unidos, o hacer intercambio estudiantil en España, una maestría en Escocia y me gusta mucho viajar, cuando puedo en mis vacaciones trato de viajar con la familia. El 2023 por ejemplo logré un reto y un sueño, que fue ir correr tabla a las mejores olas del mundo en Indonesia.
Y si no fuera Lima, ¿qué otras ciudad elegiría para vivir?
En Perú, sería difícil. Simplemente por la belleza del sitio, me encantaría irme al Valle Sagrado (Cusco), seria lindo, pero lamentablemente si uno se va con la familia podría estar restringiéndole algún tipo de oportunidad, pero me encantaría vivir ahí algún tiempo.
Finalmente en su rutina, ¿usa vehículo petróleo, o está con el carro eléctrico?
Me vengo (a la oficina) con bicicleta eléctrica. La bicicleta es mi medio de transporte y cuando me voy a correr tabla ya uso el carro.
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Bachiller en Comunicación Social (Universidad Nacional Mayor de San Marcos). Trabajé en radio y prensa escrita y, desde el 2013, soy redactor de la sección de Negocios del Diario Gestión.