“Disculpe que lo moleste —dije—. Me toca el del pasillo… ¿podría arrimarse?”. Con esta inocente pregunta, Ignacio García, el protagonista de ‘Bestias’, inicia un viaje en bus a través de la frontera que separa a hombres de animales. Inicialmente, se trataba de un cuento titulado ‘Manchas’ que el autor planeaba incluir en su primera antología de cuentos, sin embargo, se trataba de una historia tan singular y extraña que pedía a gritos un formato diferente.
Rodríguez Risco conversó con Gestión para desentramar el proceso editorial de ‘Bestias’ y cómo desarrolló sus facetas como educador y creador.
Aunque ahora se dedique al cine y a la literatura, estuvo en el sector educativo por muchos años. ¿Cómo ingresó al rubro?
En el año 83 me reuní con mi hermana Mariana (Rodríguez Risco), David Fischman y Alfredo Miró Quesada y decidimos fundar un instituto. Así nació Cibertec y luego abrimos el Instituto Superior Tecnológico del Norte en Trujillo. Posteriormente entramos al sector de colegios, con Sir Alexander Fleming también en Trujillo y luego fundé, por mi, lado Davy College, que fue un encargo especifico de Yanacocha, que necesitaba un colegio para los hijos de los trabajadores y los niños que vivían cerca a la zona de la mina. Finalmente, creamos la UPC y la Universidad Privada del Norte. Cuando vendimos los institutos y universidades a Laureate, perseguí enteramente mi vocación, que era el cine y la literatura.
¿Cómo fue la experiencia de desarrollar sus facetas como educador y creador en simultáneo?
Yo estudié Economía en la Universidad de Missouri, donde había estudiado mi padre, para finalmente escribir libros, dirigir cortometrajes y también estas instituciones educativas, todo en simultáneo. Es como si me hubiera dividido en tres, pero actualmente me dedico al cine y la literatura. Tengo una compañía llamada El colchón films y hemos trabajado en películas como ‘Altiplano’ y ‘El acuarelista’ y con este libro estoy retomando mi vocación literaria.
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¿Cómo fue el proceso de volver a escribir?
Este fue un libro pandémico. Fue una época terrible, pero al mismo tiempo hizo que muchas personas tuviéramos un proceso introspectivo muy fructífero. Esencialmente, ’Bestias’ es un libro que se escribió por videollamadas de Zoom. Yo recién conocí a Gabriel Alayza, que es uno de los dos Hermanos Magia, cuando terminamos el libro un año después de haberlo iniciado. Nos reunimos a almorzar con nuestra editora, Mayte Mujica.
¿Dónde nace la idea de ‘Bestias’?
En el 2013 escribí una colección de relatos titulada ‘Amor condicional’ y ‘Bestias’ —que, en ese momento, se titulaba ‘Manchas’— fue el cuento preferido de mi editor, pero sintió que no calzaba con el resto de textos que trataban principalmente de amor. Un día, conversando con Mayte, le conté cómo este libro había quedado huérfano y ella me propuso que hiciera un libro álbum.
¿Cuál fue el principal reto de trabajar a cuatro manos por primera vez?
El primer reto fue reducir el texto porque ahora tendríamos imágenes. Al principio me dolió sacrificar tanto texto, pero cuando vi el resultado me di cuenta de lo excelente mediadora que fue Mayte y del gran match que había entre las ilustraciones de los Hermanos Magia y mi texto. También me fascinó descubrir el concepto de libro álbum, en el que la imagen y el texto tienen una relación de mutua dependencia.
Es un formato muy visual y el libro es, en ocasiones, hasta cinematográfico
Su proceso creativo se ha parecido al que hay detrás de un storyboard. En el camino van desapareciendo muchos diálogos porque resultan innecesarios: las imágenes cuentan la historia mejor que las palabras. En la creación de ‘Bestias’, las imágenes contaban y las palabras terminaban sobrando. Y sí, creo que se lee como un corto, que tiene cierto ritmo cinematográfico y mucha animalidad.
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