Gino Peirano aprendió a conducir una moto a los 10 años, sobre una Yamaha Chappy. Tiempo después viajaría por el Perú en dos ruedas. Y con los años asumiría la gerencia general de la marca. Un fan a otro nivel.
¿Qué viaje recuerda ?
El primero, a Cusco. Se pasa por mucha altura y en ese momento era inexperto, no tenía ni la casaca ni los guantes. Los cinco amigos que fuimos nos congelamos. Ahora lo recuerdo con alegría aunque en ese momento tal vez fue más de sufrimiento. Así he estado en Trujillo, Chiclayo, Chachapoyas, Moyobamba, cada lugar más divertido que el anterior.
¿Nunca tuvo temor a accidentarse?
La verdad que no. En general me gustan los retos, que mi corazón lata rápido por las emociones. Que significa que no tenga en cuenta el riesgo, soy bien cuidadoso.
¿Y es igual de precavido en los negocios o más arriesgado?
Diría que siempre pienso fuera de la caja, busco innovar, estar un paso adelante. Así que soy arriesgado o, mejor dicho, aventurero haciendo cosas nuevas, pero siempre sobre la base de algo sólido. Soy bien detallista. Trabajo en lo que me apasiona hace muchos años. Y en todas las áreas de la industria automotriz, eso permite tomar decisiones sobre la base del conocimiento adquirido.
Un Gino Peirano perfecto entonces hasta este momento... ¿Hay algo en lo que se haya equivocado?
No soy perfecto, todos tenemos oportunidad de ser mejores. Soy estricto conmigo mismo, siempre espero mucho de mí y me he presionado porque me enseñaron eso en casa que si quería hacer algo tenía que ser el mejor. Eso siempre espero de mis equipos.
¿Qué no tolera de un equipo?
Siempre espero mucho esfuerzo.
Y si no responde a ello ¿qué acciones toma?
Soy supercercano, me gusta realmente conocer la empresa y el negocio de inicio a fin y me involucro con todas las personas de la empresa.
¿Cree que nació para ser líder?
Sí. Ser líder es una tarea difícil. Siempre es más fácil criticar. Me he preparado mucho para esto, he estudiado y tratado de ser muy consciente.
Entonces nunca ha cuestionado algo en la forma de actuar de un jefe...
Todos tienen oportunidad de aprender. No he visto nada terrorífico. Me enfoco en mis objetivos y disfruto el camino.
¿Qué ha mejorado en ese camino?
La verdad es que me tocó poco tiempo no ser líder. Desde muy chico me tocó ser jefe de muchas personas. En tus espaldas está la responsabilidad de representar a una compañía. Y hay decisiones que se toman por el bien de ella, pero si no has tenido un cargo de jefatura o gerencia, eso normalmente no se entiende. La clave del éxito, por eso, es la comunicación y la transparencia.
¿No hubo hasta ahora un punto de quiebre entonces?
Tuve retos grandes, pero nunca me frustré. Utilicé la estrategia para subir la montaña poco a poco y conseguir objetivos. Eso me enseñó la Universidad del Pacífico. Aprendí a ser versátil, a girar el timón si las cosas no están funcionando. Todo se trata de esfuerzo.
¿Se considera una persona exitosa?
Soy una persona feliz. Tengo una vida en paz, llego a mi casa y estoy con mi esposa y mis hijos. Tuve suerte y la compañía de mi familia, pero también he sabido aprovechar oportunidades.