
El café peruano ya no es solo un producto de exportación. Cada vez más, las cafeterías locales se convierten en espacios de encuentro, formación y negocios que apuntan a consolidar una verdadera cultura cafetera.
Este 22 de agosto, en el marco del Día del Café Peruano, tres voces trazan un panorama en el que las proyecciones se imponen sobre las dudas.
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Profesionalizar la experiencia
Michael Barriga, director de la Escuela Peruana del Café, sostiene que el futuro del sector depende de la formación técnica y la especialización:
“El consumo interno está creciendo, pero no al ritmo que necesitamos. Hoy, la gran tarea es profesionalizar la cadena, desde el barista hasta el catador, porque la experiencia en la cafetería debe estar respaldada por conocimiento”, dijo Barriga a Gestión.
Barriga advierte que el país aún arrastra un rezago en la creación de un ecosistema sólido, pero se muestra optimista:
“Estamos viviendo una transición. El café peruano ya no solo compite afuera, también busca consolidarse en el mercado local con cafeterías que apuesten por calidad y diferenciación. Una cafetería bien gestionada puede recuperar su inversión en dos a tres años, mientras que una improvisada no sobrevive al primer año”, añadió.
El especialista advierte que la falta de mano de obra especializada es uno de los cuellos de botella más graves:
“Hoy calculamos que apenas un 15% de las cafeterías en Lima cuentan con baristas certificados. En provincias la cifra es menor, y eso limita el crecimiento del sector”.

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Los consumidores cambian, las cafeterías también
Oscar Medina, CEO de Coffee Busters, explica que las cafeterías han dejado de ser solo un lugar de paso para convertirse en espacios de identidad y estilo de vida.
“El consumidor peruano está dispuesto a pagar más por un café de especialidad. Lo que busca no es solo la bebida, sino la experiencia: un ambiente acogedor, un servicio especializado y la historia detrás de cada taza. Hoy el ticket promedio en cafeterías de especialidad bordea los S/ 18 a S/ 20, cuando hace 10 años era de apenas 8. Eso significa que hay una disposición a pagar más por calidad”, explica Medina.
Además, destaca que incluso la pandemia fue un punto de inflexión:
“Nosotros, en plena crisis nos lanzamos con la cafetería y la respuesta nos sorprendió: la gente quería apoyar al café peruano y descubrir nuevas propuestas. Hoy proyectamos expandirnos porque el mercado lo está permitiendo”, agregó.
Medina sostiene que Lima concentra casi el 70% de las cafeterías de especialidad. “Pero ciudades como Arequipa, Cusco, Trujillo y Piura tienen un potencial enorme. Allí está la próxima expansión”.

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Retos estructurales, pero un potencial enorme
Desde la Cámara Peruana del Café y Cacao, se subraya la necesidad de enfrentar desafíos como la baja productividad y la falta de financiamiento al productor. Sin embargo, la mirada también es hacia adelante:
“El Perú tiene todas las condiciones para convertirse en una potencia cafetera, pero debemos articular mejor al productor con el mercado interno. Las cafeterías son la vitrina más cercana para lograrlo. Hoy apenas el 6% de nuestra producción total se queda en el país. El resto se exporta. Y mientras no aumentemos el consumo local, el sector será muy dependiente de la volatilidad internacional”, detallan.
El gremio también pone sobre la mesa una cifra clave: el consumo interno apenas bordea el 1.2 kilos per cápita al año, muy por debajo de países vecinos.
“Ese es el gran espacio de crecimiento. Si logramos duplicar el consumo interno en los próximos años, las cafeterías serán las principales beneficiarias. Si logramos llegar a 1.5 kilos por persona, hablaríamos de un mercado interno de más de 50 mil toneladas anuales, lo que significaría ingresos adicionales de hasta US$ 300 millones para la cadena de valor”, explican.
“En un contexto donde Brasil y Colombia enfrentan problemas climáticos, el Perú tiene la oportunidad de posicionarse como un proveedor alternativo. Pero eso exige también consolidar el mercado interno para dar estabilidad”, consideró el gremio.

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Un sector en plena expansión
El camino está abierto: la demanda de experiencias nuevas, la profesionalización en curso y el impulso de productores jóvenes marcarán la próxima etapa.
Michael Barriga sostiene que “en cinco años, el consumidor peruano no solo hablará de marcas extranjeras, sino también de cafeterías locales que se han convertido en referentes de calidad”.
Por su parte, Medina señala que hoy una cafetería en Lima ya no envidia nada a una en Bogotá o Buenos Aires: “El reto es multiplicar esos casos y llegar a más ciudades”.
La Cámara Peruana del Café y Cacao, resalta que si el Estado, la academia y la empresa privada logran articular esfuerzos, el Día del Café Peruano no será solo un homenaje, sino la antesala de un crecimiento sostenido.

Escribo sobre política, economía, defensa y afines. Nueve años contando historias y analizando problemáticas en prensa escrita, radio y televisión.