Bloomberg.- La lista de candidatos para convertirse en el próximo presidente de la junta de Rio Tinto va a enfurecer al mundo del gobierno corporativo. En el primer puesto se encuentra Mick Davis, exmáximo ejecutivo de Xstrata. Debido a su asociación con los altos salarios en la junta directiva, es un candidato que causa divisiones.
Davis fue blanco de críticas en Xstrata por una remuneración muy superior a las normas de la industria. Los ataques llegaron a un punto máximo cuando le ofrecieron un plan de retención de US$45 millones para que se quedara en la compañía después de una fusión propuesta con Glencore Plc en 2012.
Los accionistas vetaron rotundamente el paquete más tarde y avergonzaron a la junta de Xstrata al presionar por términos financieros más generosos. El acuerdo tuvo que reestructurarse como una adquisición por parte de Glencore.
Ahora, cinco años después, Davis se encuentra en la lista para liderar la junta directiva de una de las compañías de recursos más grandes del mundo, un rol que implica ganarse la confianza de los inversionistas y brindar a la vez un respaldo y un contrapeso a la ambición de los ejecutivos. Él no parece un candidato que se asocie con esta tarea.
La debacle del acuerdo Glencore-Xstrata fue fea, pero sería injusto culpar solo a Davis por eso. Hubo una falta colectiva de buen juicio por parte de ambas juntas. De hecho, Davis tiene algunas credenciales dignas para presidir Rio. Conoce el mundo de la minería y las fusiones y adquisiciones, habiendo construido Xstrata desde su comienzo modesto hasta la adquisición de un grupo que en un momento hizo una propuesta de fusión a Anglo American Plc. Esta mente debería garantizar discusiones de alta calidad en las deliberaciones de la junta sobre los desafíos estratégicos y operacionales de Rio.
Es cierto que la empresa minera de capital privado de Davis, X2 Resources LLP, no ha funcionado debido a la falta de objetivos a precios adecuados, pero al menos eso muestra disciplina. Un emprendedor con experiencia en la industria y en llegar a acuerdos, experto en gastos de capital y un desdén por los comités puede ser lo que Rio necesita.
Además, es poco probable que Davis excluya al máximo ejecutivo Jean-Sebastien Jacques, que aún está en su segundo año. A Davis le gusta delegar, dicen las personas que han trabajado con él. Sus otros intereses, entre ellos liderar el Partido Conservador del Reino Unido, sugieren que no está buscando un papel ejecutivo dominante en una minera global.
Ningún candidato a presidente cumple siempre todos los requisitos. Aún así, debe haber reservas. Davis necesitaría ayudar a Jacques a lograr cambios, manteniendo la distancia suficiente para sentirse cómodo encontrando un reemplazo si las cosas van mal. Los inversores se preguntarán si Davis realmente puede sintonizar con sus inquietudes. Nadie duda de su agudeza para la minería. Pero si consigue este papel, tendrá que demostrar que piensa como un accionista de una empresa que cotiza en bolsa.