Muchos puestos de trabajo en la industria musical quedaron en vilo luego de cancelarse giras y festivales debido a la expansión de la pandemia del covid-19. En ese contexto, los videojuegos han extendido una mano y su tecnología para apoyar a los artistas en un modelo de negocio que ha reunido a millones de usuarios.
Los artistas
Así, el cantante de música urbana J Balvin ofreció un espectáculo que fue grabado en un estudio rodeado de paneles LED y cromas, con la única compañía de bailarines y un equipo de técnicos expertos en XR (realidad extendida).
“Este formato permite mezclar el mundo real y el virtual, la fórmula con la que Fortnite ha conquistado a 350 millones de usuarios, según datos de Epic Games, la empresa creadora del videojuego”, explica el diario El País.
Esto permitió que los espectadores se sintieran por media hora en una verdadera fiesta debido a los aplausos y gritos añadidos de fondo.
Asimismo, el formato permitió que Bad Bunny y Rosalía formaran parte del evento.
Por su parte, el rapero Travis Scott dio un concierto en los universos que el videojuego había desarrollado. Asimismo, Kanye West reunió a casi 28 millones de jugadores en lo que ahora se considera un evento cultural. Antes de él, DJ Marshmello y la banda masculina de k-pop BTS habían probado esta plataforma.
Las plataformas
Los creadores de Fortnite ponen a disposición Party Royale, un espacio para los conciertos en los que gobierna la música y no las armas.
“Los jugadores pueden elegir distintos movimientos de baile, saltar al ritmo de la música e interactuar entre ellos a través del micrófono y los auriculares. Lo más agresivo en el concierto de J Balvin era un micrófono en llamas que los espectadores podían agitar”, añade el medio español.
Meses después el videojuego Minecraft ideó el festival Electric Blackaloo. Durante tres días, los usuarios vivieron conciertos de música electrónica online mientras se movían del escenario a las barras de consumo de bebidas y comidas.
También la plataforma Twitch organizó eventos musicales como Outside Lands y Rolling Loud, pero con el plus de mejorar la interacción con la audiencia. Para conseguirlo, desarrolló el programa Creator Camp (Campamento de Creadores) que guía a los músicos en el proceso de retransmitir. Por ejemplo, les aconseja qué tipo de equipo, desde micrófonos y soportes de ordenador hasta cámaras e iluminación, necesitan para relacionarse con su audiencia, según recoge el medio de Tracy Chan, director de música en la plataforma que ofrece un software de streaming gratuito.
La inversión
En este modelo de negocio también se pueden ofrecer diferentes beneficios según el precio de las entradas. Por ejemplo, el festival de Minecraft costaba entre siete y treinta dólares. Y los artistas recibieron un 60% de los ingresos.
En tanto, Fortnite asume el coste de la licencia de las canciones que se reproducen en los conciertos, además de dar un porcentaje a los artistas por cada actuación.
Otro beneficio de aliarse con las empresas de videojuegos es que los artistas pueden acercarse a un público más joven, a partir de los 12 años.
En el caso de Twitch, el artista contará con diferentes herramientas de monetización, desde la publicación de anuncios hasta donaciones y monedas virtuales.