Para animarse a probar comida oriental, es mejor dejar de lado los prejuicios y abandonar (al menos por una vez) el dulce, así como dejar la salsa de tamarindo o la piña fuera del plato.
Para animarse a probar comida oriental, es mejor dejar de lado los prejuicios y abandonar (al menos por una vez) el dulce, así como dejar la salsa de tamarindo o la piña fuera del plato.
Pedro Tenorio

Tengo amigos que sueñan con cerrar su primer negocio en chino mandarín. La mayoría lo estudia y va por buen camino, ¿pero podrían sellar su éxito comercial alrededor de una mesa con socios llegados de oriente? En la avenida Aviación hay cuando menos cuatro restaurantes orientales (van más allá de nuestro tradicional concepto de chifa, sin dejar de serlo) que ofrecen potajes sabrosos y retadores. Los descendientes de chinos en el Perú los conocen y seguramente podrían recomendar varios más. Aquí compartiré con ustedes mi particular selección.

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