Las mujeres que se contagian de COVID-19 hacia el final del embarazo son más vulnerables a complicaciones relacionadas con el parto, según un estudio, el cual destaca que la mayoría se dan entre las no vacunadas.
Una investigación que publicó Nature Medicine analizó los datos de todas las mujeres embarazadas en Escocia, entre ellas más de 87,000 que lo estuvieron entre el inicio de la vacunación, en diciembre del 2020, y octubre pasado.
El equipo encabezado por la Universidad de Edimburgo señala que las mujeres con COVID-19 hacia el final del embarazo tienen más probabilidades de sufrir complicaciones, frente a las que enferman en las primeras fases de la gestación o no lo han pasado.
Los partos prematuros y los nacimientos de bebés muertos o que fallecen al poco de nacer son más frecuentes entre las mujeres que enferman 28 días, o menos, antes de la fecha del parto.
La “mayoría de las complicaciones”, que también incluyen ingresos en cuidados intensivos relacionados con el COVID-19, se produjo en mujeres no vacunadas, de acuerdo con el estudio.
Los expertos indicaron que no es posible decir si el COVID-19 contribuyó directamente a las muertes o a los nacimientos prematuros, ya que no tuvieron acceso a las historias clínicas detalladas de cada mujer.
La autora principal de la investigación, Sarah Stock, de la Universidad de Edimburgo, indicó en una rueda de prensa virtual que, desde el inicio del programa de vacunación, el 77% de casos de COVID-19 en embarazadas correspondió a no vacunadas y las hospitalizaciones e ingresos en UCI fueron “sustancialmente más comunes” en este grupo.
Por el contrario, destacó que solo el 3% de los ingresos hospitalarios y el 1% en las unidades de cuidados intensivos fueron de mujeres totalmente vacunadas.
Alrededor del 12% de los casos de COVID-19 se produjo en embarazadas que solo habían recibido una dosis de la vacuna o a las que se les diagnosticó la enfermedad menos de catorce días después de la segunda.
El mensaje clave es que “la vacunación es la forma más segura y efectiva que tienen las madres de protegerse ellas mismas y a sus bebés de la infección”, manifestó Aziz Sheikh, también autor del estudio.
El equipo analizó los datos sobre muertes perinatales ampliadas, es decir, el fallecimiento de un bebé en el vientre materno después de las 24 semanas de embarazo o en los primeros 28 días después del nacimiento.
Esta tasa de mortalidad entre los bebés nacidos en los 28 días siguientes al desarrollo del COVID-19 por sus madres fue de 23 por cada 1,000 nacimientos.
Todos los fallecimientos de bebés correspondieron a mujeres que no estaban vacunadas en el momento de la infección, dice el estudio.
Además, alrededor del 17% de los bebés nacidos en los 28 días siguientes a la infección lo hizo prematuramente, más de tres semanas antes de la fecha prevista.
Un 32% de las mujeres embarazadas que dieron a luz en Escocia el octubre pasado estaban completamente vacunadas (habían transcurrido más de catorce días desde la segunda dosis), en comparación con el 77% de la población femenina general de entre 18 y 44 años.
Stock agregó que los datos de esta investigación “se suman a la evidencia de que la vacunación en el embarazo no aumenta el riesgo de complicaciones en el embarazo, pero el COVID-19 sí” lo hace.