La final de la Copa Libertadores, el evento deportivo de clubes más importante de esta parte del continente, se jugará este sábado. Sin embargo, el encuentro que reunirá a dos equipos brasileños, Atlético Paranaense y Flamengo, genera poca expectativa entre los espectadores.
Las razones son diversas. Una de ellas es que la sede donde se jugará la final, la ciudad de Guayaquil, atraviesa hace varias semanas una enorme incertidumbre por los conflictos sociales y la inseguridad que se vive en el país del norte. En un contexto en el que, según datos de la policía local, desde enero se registran más de 1,130 homicidios en Guayaquil, Durán y Samborondón, la celebración de un evento deportivo no es lo ideal. A pesar de ello, las autoridades han asegurado que el evento se llevará a cabo sin problemas.
Estadio a mitad de su capacidad
De otro lado, la venta de entradas también ha sido un dolor de cabeza para los organizadores. Según el portal Goal Brasil, faltando pocos días para la final, solo se han vendido 11,000 tickets en un estadio que tiene capacidad para 59,000 aficionados.
El problema sería el precio de los boletos, que resultan demasiado alto para los hinchas que deben de viajar desde Brasil. La entrada más económica es de US$142, mientras que otras en mejor ubicación llegan a los US$245. Por esa razón, Guayaquil aguarda la llegada de pocos turistas brasileños para esta ocasión: 5,000 fanáticos del Paranaense y 15,000 del Flamengo.
Cabe recordar que no es la primera vez que se jugaría una final con el estadio a la mitad de su capacidad. En la última edición de la Copa Sudamericana, que disputaron Independiente del Valle y Sao Paulo en el Estadio Mario Alberto Kempes de Argentina, solo se vendieron 10,000 entradas para un recinto deportivo con aforo de 57,000 personas.
Vuelos y hospedaje
A todo lo anterior hay que sumarle el alto precio de los vuelos entra Brasil y Ecuador. Un vuelo directo llega a costar US$1,000 mientras que uno con escala bordea los US$700, según el portal As.
De otro lado, hay dificultad para encontrar hospedaje ante la demanda de los turistas. De acuerdo con el portal Booking, el 95% de los hospedajes ya están agotados. Debido a la poca oferta, un apartamento puede costar por US$700 la noche y, para los más exigentes, un hotel de cinco estrellas llega a US$2,000.