Con orgullo, se encuentra en el top 10 del medallero de los

Son 39 medallas obtenidas y siete le pertenecen a la categoría Lucca Mesinas (surf open masculino), Daniela Rosas (surf open femenino) y Benoit Clemente (surf-longboard) ganaron las de oro.

Detrás de toda esa preparación, que duró más de dos años, estuvieron tres entrenadores y un preparador físico: Gabriel Aramburú, Renato Quesada , Oswaldo Vélez y Gabriel Hernández, respectivamente.

Gestión conversó con ellos sobre los detalles de la selección que más medallas trajo al Perú.

Las voces de los especialistas

Gabriel Aramburú tiene 12 años como entrenador “y una vida de competencias”, dice el campeón panamericano y latinoamericano.

“Como exatleta y brindo información vital: estrategias de campeonato y técnicas sobre las olas”, explica.

Por su parte, Renato Quesada, en sus 21 años dentro de la Federación Nacional de Tabla (Fenta), se especializa en el desarrollo del componente físico del atleta.

Y Oswaldo Vélez, con seis años en la selección, trabaja “sobre todo la parte emocional porque así todo lo técnico y físico ingresa a los deportistas mucho más fácil”, enfatiza el entrenador de 58 años.

Entrenamientos

Para mejorar el nivel, los deportistas siguen “un plan de entrenamiento que consiste en ir a competir internacionalmente. Una de las metas de los chicos es clasificar a la WSL, un circuito profesional top”, comenta Aramburú.

De hecho, Quesada cuenta que “el ranking de la WSL fue como un primer tamiz” para escoger a los representantes para los Juegos Panamericanos Lima 2019. A ello se sumó el balance de compromiso, disciplina y resultados por cada deportista.

“Luego tienen que volver rápido a casa y entrenar o dirigirse a otro país para competir”, señala Aramburú. “Tuvimos horarios de entrenamiento de 3 a 4 veces por semana”, cuenta Quesada.

El entrenamiento varía por modalidad. “‘Sup race’ tiene doble turno físico, ‘tabla corta’ hace entrenamiento técnico casi cuatro o cinco veces por semana y preparación física tres veces con sesiones de estiramiento y yoga. Con eso ocupan de 4 a 6 horas diarias aproximadamente”, detalla.

Componente emocional

Todo deportista debe convertir las situaciones de estrés en retos. “La toma de decisiones es fundamental en esos 20 minutos sobre la tabla. Dos segundos de desconcentración hacen que la ola te gane”, describe Quesada. Por eso, el trabajo mental es a nivel grupal e individual.

A los entrenadores les funciona conocer a los atletas, sus historias y familias. Aramburú conoce a desde que era pequeño.

“La primera vez que fui a competir a Huanchaco, tenía 16 años”, cuenta el entrenador que cree en la frase: “El alumno supera al maestro”.

Además, “si conoces al padre también le puedes hacer coaching para que en casa sepa cómo manejar al deportista”, señala Vélez al respecto.

“Hace un tiempo empezamos a trabajar la identidad y mística del deporte peruano”, añade Vélez.

Este lleva el pututo (una concha de mar que se usaba como comunicación entre embarcaciones) en lugar de bubucelas para alentar. También “luchamos para que se sepa en el mundo que la tabla nació con la cultura moche”, relata.

Los profesores rescatan la evolución de sus alumnos: la cabeza fría de ‘Piccolo’ Clemente en la olas, la madurez y el coraje de Daniela Rosas, la tolerancia a la frustración de Itzel Delgado (medalla de bronce) y la confianza de Lucca Mesinas.

En Corto

Inversión. De acuerdo a Alberto Figari, presidente de la Federación Nacional de Tabla (Fenta), el 41% del presupuesto de la institución está destinado a competencias internacionales. Otro 25% está dirigido a la contratación de técnicos calificados (nacionales e internacionales) y un 21% a la organización de campeonatos locales. El 13% restante se divide en gastos administrativos ( 7%), material deportivo ( 3%), capacitación ( 2%) y cuotas de afiliación ( 1%).


“Lo ideal es que, como en EE.UU., se tenga un especialista por cada área para que los chicos viajen con un montón de manos”.