Después de tres días de discusiones en Milán, aún “queda mucho trabajo” para lograr que sea un éxito la COP26 sobre el clima de noviembre, reconocieron este sábado los responsables de la cumbre al término de las reuniones.
Los representantes de unos 50 países, entre ellos grandes potencias como Estados Unidos o China, pero también países en desarrollo, participaron de manera presencial o a distancia en estos encuentros en Milán, donde examinaron los asuntos espinosos que tratarán dentro de un mes en la cumbre de Glasgow.
“Aún queda mucho trabajo. No subestimo todo el trabajo que nos queda”, reconoció el presidente de la COP26, Alok Sharma, durante la rueda de prensa final este sábado.
Reconoció, sin embargo, que las discusiones resultaron “constructivas”, con “un verdadero sentido de la urgencia” a actuar ante el cambio climático.
Hubo “un consenso sobre el hecho que debemos hacer más para que sea posible limitar la temperatura a un aumento de 1.5°C”, añadió.
El Acuerdo de París de 2015 ya estableció un objetivo de limitar el calentamiento global “bastante más” que los +2°C y contemplaba que, si era posible, se limitara a un aumento de 1.5°C.
Pero algunos países firmantes se mostraron reticentes en los últimos años ante este objetivo de 1.5°C, como Rusia o Arabia Saudita, que participaron en las reuniones en Milán.
Según las últimas estimaciones de la ONU, los compromisos actuales de reducción de emisiones de CO2 de los países comportarán un calentamiento “catastrófico” de +2.7°C.
“No puede caber ninguna duda en la cabeza de nadie de que estamos luchando por la supervivencia de la humanidad”, destacó el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans.
Para intentar no alcanzar una subida de 1.5°C en 2030, como lo temen los científicos de la ONU, “el mundo necesita una muestra de gran ambición y un liderazgo valiente para conseguir que Glasgow sea un éxito”, aseguró en Twitter la responsable del clima de la ONU, la mexicana Patricia Espinosa.
Cumplir con las promesas
Según Sharma, “algunas delegaciones destacaron que todo el mundo debe implicarse, pero sobre todo los países del G20″, que representan el 80% de las emisiones mundiales.
Todas las miradas están puestas en India y China, que todavía no enviaron a la ONU sus compromisos climáticos.
Otro asunto sensible es la promesa incumplida de los países occidentales de aportar en 2020 a los Estados en vías de desarrollo una ayuda anual de US$ 100,000 millones para afrontar la transición verde.
Según los últimos datos de la OCDE, esta representó solo 79,600 millones de dólares en 2019.
La reciente decisión de Estados Unidos de doblar su aportación no servirá para compensar los 20,000 millones que faltan.
“Si la COP26 quiere empezar con buenos fundamentos”, el plan de financiamiento que están elaborando Alemania y Canadá y que se presentará en Glasgow “debe mostrar que los países desarrollados respetarán e incluso superarán sus promesas”, sostiene Andreas Sieber, del Climate Action Network, que reúne unas 1,500 asociaciones climáticas.
“Debemos restablecer la confianza y esta confianza debe basarse en gestos fuertes”, dijo a la AFP la ministra francesa de Transición Ecológica, Barbara Pompili.
“Si no lo logramos, será una catástrofe, también para los mandatarios mundiales”, advirtió.