Lady Bee: bebidas y cocina de autor en el mismo lugar

Este gastrobar de ambiente relajado se ha convertido en el lugar favorito de los gourmands y turistas que buscan nuevos sabores y sensaciones, pues ofrece cocteles que deleitan en varios niveles. Sorbo a sorbo, vamos imaginando nuevas notas de cata. Por su parte, las tapas y los platos han sido diseñados para acompañar a las bebidas. Prefiera la barra, para que pueda disfrutar del agitar de las cocteleras en primera fila. Aquí, cada copa tiene algo que contar.

Pedimos un Lady Bee, que lleva el nombre de la casa, y un Negroni mandarina molle. El primero llega en un hermoso vaso de cerámica con una abeja en relieve. Gin, cítricos, agua tónica y miel del Amazonas. Esta miel con sabor herbal, de tipo ronsapa, ha sido obtenida de abejas meliponas y traída desde Puerto Maldonado. También ordenamos una porción de pan. Hecho con masa madre, viene con delicadas hojas de mantequilla casera de hierbas y miel de monte.

El Negroni mandarina molle es aromático e intenso. Una versión distinta y bien lograda para los que adoramos la bebida favorita de Orson Welles. El hielo hace un guiño al nombre del local y simula un panal de abejas. Viene acompañado con un gajo de mandarina bañado en chocolate. Si lo suyo son los negronis, pida la carta especializada en este coctel (se la ofrecen solo a quien la solicita).

Seguimos con unas Ostras de Casma, frescas y de buen tamaño. Las pedimos al bloody mary. También vienen al natural o con salsa ponzu de carachama y cítricos. Luego, unas Conchas con mantequilla de cecina y toronja. Otra vez, la experiencia de gustos y aromas es exponencial. La suave dulzura de las conchas se potencia con la mantequilla de cecina y el toque aromático del cítrico.

Imposible no ordenar una segunda ronda. Por eso, seguimos con un coctel pisquero y otro a base de ron añejo. El Cavero está hecho con pisco, Campari, Noilly Prat y vermouth de la casa. Para acentuar sus sabores, lleva un toque de sal traída desde Pilluana, lugar ubicado en la cuenca del río Huallaga, según nos explica uno de los camareros, muy enterado de la trazabilidad de cada insumo. Vamos descubriendo los viajes de estos bartenders y cocineros exploradores, que nos invitan a recorrer la selva y otros lugares a través de nuevos limones, sachaculantro, carachamas, cecinas y frutas como el arazá.

En un vaso vintage de cristal llega el Plátano perita, elaborado con ron Santa Teresa 1796, menta y angostura. Sobre el hielo reposa la fruta deshidratada. Una mezcla elegante y tropical, con aromas a caramelo, vainilla y nuez moscada. La menta le otorga frescura y el bitter le da carácter.

Indiscutible estrella de la carta de tapas el Steak Tartar, con mayonesa ahumada, cebollines y pickles. Las flores y los verdes cambian cada temporada, así que se vuelve un plato distinto según la estación.

La noche termina con un último coctel. El Lady Bird se luce con un pisco Albilla, toques de naranja, licor de violetas y limón rugoso. Este cítrico selvático, que está entre la mandarina y el limón, aporta sabor y aroma. Para terminar, no puede faltar el postre, así que nos animamos por un Pain Perdu, tostada francesa hecha con pan de brioche. Llega acaramelada y crujiente por fuera, cremosa y húmeda por dentro. Viene con una generosa bola de helado de Jack Daniel’s. Un gran final para debatir si nos gustaron más las tapas o los cocteles.