Desde pequeño, a Andrés Vera le iba bien con los números. Se hizo un amante de la ingeniería mecánica y confiesa que los autos son su debilidad. A los 15 años ya reconstruía el primero de su colección, un Renault que luego heredó de su padre. Ahora, el managing director de SFK en la región andina reconoce que, aunque está alejado de ese hobby a sus 42 años, todavía se mete por debajo de sus autos cuando los lleva al mecánico.
Si no es indiscreción, ¿qué modelo de auto tiene ahora?
Lamentablemente es un tema del cual me gusta hablar (ríe). Me gustan mucho los BMW. Tengo un M3, un X5 y un Serie 5. He reparado un M3 desde cero también. El último que reparé me llevó dos años.
¿Qué tan fanático es de la marca?
He conocido gente y clubes en los que participé. Ubicaba talleres especializados porque tenían catálogos de reparación en los que buscaba los códigos de repuestos. Después recorría tienda por tienda. Algunas veces buscaba al importador por si tenían stock que nunca vendieron.
¿Qué tan lejos llega en sus búsquedas?
Una vez reparé un Volkswagen Golf para correr. Tenía muchos viajes de trabajo a Argentina y Brasil. Así que iba también con mi lista y en la maleta, más que ropa llevaba repuestos. Así he traído desde suspensiones hasta partes de un motor.
Y luego de restaurarlos, ¿qué hace con los autos?, ¿los conserva o los vende?
Ya no les encuentro el gusto y los vendo para comprarme otro. No tiene que ser un auto lujoso, sino simplemente uno que me guste y que tenga que reparar. Me puede llamar la atención un Toyota o un Mercedes-Benz.
¿Qué aprendió de ese hobby?
A tener paciencia, ser minucioso con los detalles y mantener relaciones. Si tienes un problema, a no bloquearte y buscar soluciones, mientras aprendes de los demás.
¿Y en el trabajo siempre fue un gerente paciente?
Honestamente no. Quería resultados rápidos y soy muy crítico conmigo mismo por hacer bien las cosas. Ser muy exigente contigo mismo terminar por frustrarte.
¿Qué hizo para cambiarlo?
Además de madurar, hice coaching por cuatro años. También medito todos los días. Eso te ayuda a tener más compasión contigo mismo.
¿Cuál es su filosofía?
Debes ser en tu casa como en tu empresa. Eso es consistencia. Si alineas los roles, tienes claro cuáles son tus propósitos en la vida y sabes que van más allá del trabajo. Este puede ser una herramienta para lograrlos.
Cuenta que llevó a cabo dos emprendimientos, ¿qué tan complicado fue?
No quiero minimizar ninguna posición, pero tal vez una gerencia en una empresa grande y reconocida es un poco más fácil de llevar que ser emprendedor. Este trabaja el doble.
Y usted prefirió ser gerente...
Sí, admiro mucho a los emprendedores. Tienen poca aversión al riesgo, ven más allá, a veces no tienen fines de semana y no tienen vergüenza de pedir ayuda si la necesitan. Otros podrían ir a la universidad y aun así quebrar una empresa.
¿Intentaría otra vez ese camino?
Siempre estoy tratando de entender nuevos negocios. Incluso cuando voy a comprar el periódico, pregunto a la señora cómo le fue el día, cuánto vendió. No hay negocio pequeño.