Mark Zuckerberg declaró 2023 el “año de la eficiencia” para Meta; en lenguaje corporativo, fue como admitir que su imperio de redes sociales estaba inflado. Desde noviembre, Meta ha eliminado 21,000 empleos, equivalentes a casi una cuarta parte de su fuerza de trabajo.
Los directores de otros titanes tecnológicos han seguido el ejemplo y también han adoptado el mantra de la eficiencia. Alphabet, Amazon y Microsoft han recortado en conjunto más de 50,000 empleos desde octubre.
Con todo y que hubo un aumento en las ventas de anuncios, en las teleconferencias de las grandes tecnológicas con inversionistas esta semana no faltaron frases como “rediseñar la base de costos” y otras similares. La carnicería (en términos simples) no es un suceso exclusivo de los gigantes. Según el sitio de rastreo de despidos layoffs.fyi, unas 900 firmas tecnológicas de todo el mundo anunciaron recortes de empleos para 2023 que en total superan los 220,000.
El bajón ha afectado más a las empresas más jóvenes. Las crecientes tasas de interés hacen menos atractivas en este momento sus promesas de generosas utilidades en el futuro lejano. Por consiguiente, los inversionistas en primeras fases han comenzado a economizar. A nivel mundial, la inversión en primeras fases en el primer semestre de este año ascendió a US$ 144,000 millones, una baja con respecto a los 293,000 millones de dólares invertidos en el mismo periodo de 2022.
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Quienes consiguen inversionistas ven encogerse sus valuaciones. Según la plataforma de capital para empresas emergentes Carta, en el primer trimestre de 2023 casi una quinta parte de los pactos de socios se concretaron con “rondas de financiación dilutivas”, es decir que las empresas recaudaron dinero a una valoración más baja de la que tenían antes. La valoración de Stripe, una estrella del sector de la tecnología financiera, cayó de US$ 95,000 millones a US$ 50,000 millones al cierre de su ronda de financiación más reciente en marzo.
Esta situación ha forzado a las empresas que aspiran a convertirse en la siguiente Alphabet o Meta a seguir el ejemplo de sus modelos y olvidar los hábitos adquiridos en la era del dinero fácil. En Silicon Valley, solo se habla de eficiencia. Las firmas acostumbradas a gastar sin control para ganar una mayor proporción del mercado se encuentran en territorio desconocido ahora que deben eliminar los excesos. Y lo cierto es que hay muchos excesos que pueden eliminar.
Un buen lugar para arrancar es la nómina. Los fundadores curtidos en la batalla se quejan de que los salarios representan el mayor gasto de una empresa joven. En julio, los anuncios de vacantes en empresas emergentes en el sitio para programadores Hacker News bajaron un 40% con respecto al año pasado. La empresa emergente promedio ya luce más esbelta. Las estadísticas de la proveedora de datos CB Insights muestran que el número promedio de empleados en las firmas jóvenes va a la baja.
En 2018, una firma que levantaba una ronda de entre 10 y 25 millones de dólares por lo regular tenía unos 50 empleados. En 2023, una empresa similar solo tiene 41. Lo mismo ocurre en las empresas emergentes de mayor talla y se observa incluso en las más consolidadas que recaudan hasta US$ 500 millones en cada ronda (ver la gráfica).
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En los años más dinámicos, las empresas contrataban a muchas personas que no tenían mucho que hacer. Ya no es así. El inversionista Tom Tunguz señala que la mayoría de las empresas emergentes pueden operar con equipos más reducidos sin que se observe un efecto significativo en las ventas. Por supuesto, las empresas tecnológicas trabajan mucho con inteligencia artificial (IA). Un “copiloto” de IA en GitHub, plataforma propiedad de Microsoft para programas de código abierto, mejora un 30% la productividad de los programadores.
Además, los fanáticos de la tecnología no son los únicos beneficiados. Otros empleados utilizan herramientas basadas en IA, desde chatbots como ChatGPT que producen correos electrónicos en masa para los vendedores hasta software brillante que mejora la eficiencia de las ventas. El fundador de una empresa emergente en fase temprana con menos de diez empleados calcula que la IA ya mejoró la productividad de su empresa entre un 30% y un 40%.
El espíritu de austeridad es evidente incluso en una de las contadas categorías que no se han visto afectadas por la postura reciente de los inversionistas de conservar sus recursos: las empresas dedicadas al desarrollo de las codiciadas herramientas de IA. Anthropic, empresa fundada por gente que salió de OpenAI, la creadora de ChatGPT, ya concretó financiación por US$ 1,200 millones con 160 empleados.
Adept, empresa propiedad de Alphabet fundada por exempleados del laboratorio de IA DeepMind, recaudó US$ 415 millones con 37 empleados. Comparemos estas cifras con las de las empresas emergentes consentidas de la bonanza anterior. Klarna, empresa de pagos sueca que experimentó un tremendo crecimiento hace unos cuantos años, tenía 2,700 empleados cuando recaudó US$ 1,200 millones. En cuanto a Databricks, empresa dedicada a crear bases de datos, tenía 1,700 empleados en una etapa similar.
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