Desde la energía utilizada para fabricar un teléfono inteligente hasta la que permite enviar un mensaje de correo electrónico, la adicción mundial a internet, que representa 4% de las emisiones de CO2, tiene repercusiones en el clima pero también puede ayudar en la lucha contra el calentamiento global.
Inteligencia artificial
Entre los numerosos puntos de la agenda de la COP26 figura la preparación de una hoja de ruta para usar la inteligencia artificial (IA) contra el calentamiento global.
Se basa en el manejo de grandes masas de datos en computadores, un proceso de elevado consumo energético.
Un estudio de la Universidad de Massachusetts demostró que la puesta en marcha de un solo sistema de IA puede producir prácticamente cinco veces las emisiones de gas de efecto invernadero de un vehículo durante toda su vida útil.
Pero la inteligencia artificial también es capaz de optimizar las numerosas actividades humanas, de manera que consuman menos energía y recursos naturales.
La consultoría PWC afirma que con un mayor uso de la inteligencia artificial en cuatro áreas clave de la economía, entre ellas la agricultura y el transporte, se pueden reducir las emisiones globales en 4%.
Peter Clutton-Brock, cofundador del Centro para la Inteligencia Artificial y el Clima, advierte que la IA no es una “solución milagrosa”.
“Pero hay varias aplicaciones muy interesantes y prometedoras que están apareciendo”, adelantó.
La inteligencia artificial puede predecir cuáles son las zonas de mayor riesgo de deforestación o hacer mejores previsiones sobre el deshielo de glaciares.
Aplicaciones y motores de búsqueda
La persona que quiere revisar su huella de carbono tiene varias aplicaciones a su disposición.
Con ellas es bastante fácil saber cuáles serán las emisiones producidas por un desplazamiento en vehículo o avión, mientras que otras aplicaciones permiten escanear diversos productos para medir sus impactos ambientales.
El motor de búsqueda Ecosia, por su parte, utiliza los ingresos generados por su actividad para financiar la siembra de árboles, con 135 millones plantados hasta ahora.
Trabajo a distancia
El trabajo a distancia durante la pandemia, que fue posible por internet y la digitalización, ¿fue positivo para el medio ambiente? La respuesta no es tan simple, según los investigadores.
Según un estudio de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), si todos los trabajadores de oficina del planeta trabajan en casa una vez por semana, las emisiones de carbono podrían disminuir en 24 millones de toneladas anuales, equivalente a las emisiones de Londres en el mismo período.
De manera general, los trabajadores que utilizan su vehículo para recorridos largos reducen claramente sus emisiones al permanecer en casa, según la AIE.
Pero quienes tienen un recorrido más corto, de menos de 6 kilómetros, podrían consumir más energía si permanecen en casa y utilizan calefacción, según la misma fuente.
Centros de datos
Los centros de datos, esos gigantescos conjuntos de servidores que están en el corazón de la economía digital, representan un consumo eléctrico muy importante.
Pero según un estudio publicado por la revista Science han logrado hacer avances inesperados en materia de eficiencia energética. En el 2018 su gasto eléctrico representaba 1% del consumo mundial pese a una demanda en plena expansión.
Los centros de datos avanzan especialmente en la reducción de costos de enfriamiento de sus servidores. Los más eficientes actualmente en servicio utilizan alrededor de 16% de la electricidad que consumen para enfriamiento, en lugar de 50% como hace unos años.
La ciudad inteligente
Según Naciones Unidas, las ciudades responden por 70% de las emisiones de gas de efecto invernadero, por lo que reforzar su eficacia energética es una prioridad, en especial porque la población urbana no para de crecer.
Los sensores y la inteligencia artificial pueden ser una manera de ayudar a optimizar la climatización de los edificios, la iluminación pública, la circulación de vehículos...
Un proyecto piloto en Ámsterdam, por ejemplo, utiliza estas tecnologías para guiar a los conductores a sitios de estacionamientos disponibles, reduciendo el tiempo de búsqueda de un lugar.