Una muñeca robot del tamaño de un niño se retorció y gritó el miércoles ante un público atónito en el salón tecnológico de Las Vegas, donde el límite entre lo emocionante y lo perturbador se confunde a veces.
“Los ojos realmente dan miedo”, exclamó Marcelo Humerez, un expositor que vino desde Perú y se encontró en el salón con Pedia-Roid (contracción de pediátrico y androide): un robo destinado a la formación médica.
Algunos puestos más lejos, un robot humanoide nombrado Ameca recibió una acogida menos temerosa por parte de espectadores curiosos que lo observaron hablar y mostrar una amplitud de movimientos similar a la de los humanos.
“Concebimos Ameca para que se acerque en lo posible al humano en sus movimientos”, declaró a la AFP Morgan Roe, de la empresa Engineered Arts, con sede en el Reino Unido.
Al su lado estaba el robot cuyo rostro gris se movió y parpadeó mientras el humano habló.
“Los humanos son tan complejos que fabricar un robot exactamente similar a un humano es casi imposible”, agregó.
“Pero si lo hacemos, entonces no le dará miedo, porque supondrá simplemente que es un humano”.
Antes de alcanzar ese nivel de realismo, la creación mantiene ciertos aspectos que revelan que no es una creatura viva, sino que se encuentra más bien en un espacio llamado “el valle de lo extraño”.
“No se mueve exactamente como un humano, no se expresa o muestra sus emociones, o habla con un humano. Es el valle de lo extraño, es la parte que da miedo”, explicó Roe.
En el caso del robot Pedia-Roid, el aspecto terrorífico es voluntario, afirmó Yusuke Ishii, de la empresa japonesa tmsuk que exponía la muñeca.
“Queremos crear un escenario realista, es la razón por la que agregamos ciertos ruidos terroríficos, para que se comporte como un niño”, resaltó.
Según el folleto de la empresa, el robot puede “simular de manera muy realista los movimientos de contorsión de un niño que rehúsa recibir un tratamiento”.