(Bloomberg).- El concepto es conocido: reemplazar los viajes en auto por otros eléctricos de alta velocidad para todo el público. China lo hace con una famosa (y famosamente cara) red ferroviaria de alta velocidad. La semana pasada, Boeing Co. y JetBlue Airways Corp. invirtieron en otra idea: aviones eléctricos.
Si la apuesta les sale bien, los viajeros podrían empezar a hacer sus primeros vuelos en los Tesla del aire en una década. Eso podría transformar la forma en que grandes regiones del mundo van del punto A al punto B… para beneficio de todos.
Los aviones eléctricos no son una idea nueva, obviamente; sus partidarios prometen su arribo inminente desde hace ya décadas. Pero los avances recientes, en particular en materia de baterías y propulsión eléctrica, hacen que esa posibilidad sea más realista.
Boeing y JetBlue tuvieron la suficiente confianza en la tecnología como para financiar a Zunum Aero, una startup de Washington que espera tener terminado un avión a batería en 2020.
La necesidad es muy real. En teoría, si prácticamente se eliminan los costos de combustible, los aviones eléctricos harían que rutas actualmente no rentables fueran viables. Según la Administración Federal de la Aviación, aproximadamente el 70% del tráfico comercial aéreo de pasajeros pasa solo por treinta aeropuertos.
Ese sistema de configuración radial no atiende las necesidades de los viajeros que usan aeropuertos regionales pequeños. Las tarifas aéreas de esos aeropuertos chicos suelen ser significativamente más altas y, en muchos casos, están subsidiadas por el gobierno. (El gobierno de Trump quiere eliminar esos subsidios.)
En lugar de volar, los estadounidenses por lo tanto usan autos lentos para realizar más de la mitad del total de viajes de menos de 1,200 kilómetros (750 millas) o recorren en auto largas distancias hasta aeropuertos más baratos y más activos con el fin de ahorrar dinero. Eso no sólo es poco eficiente sino también terrible para el medio ambiente: los autos en general consumen más combustible por pasajero que los aviones.
Los grandes países en desarrollo como India y China sólo ahora están empezando a desarrollar una cultura de viajes en auto de larga distancia. Si siguen el modelo estadounidense, a una escala mucho mayor, tanto sus cielos ya llenos de smog como sus ambiciosas metas de emisiones se verán afectados.
Los aviones eléctricos podrían ayudarlos a acelerar el proceso de construcción de enlaces de aviación a las zonas rurales menos desarrolladas. En la práctica, esos aviones podrían llegar a ser rivales de alta velocidad y bajo carbono de los largos viajes en auto, los trenes suburbanos caros y los autobuses interurbanos.
Hasta hace poco, los vuelos eléctricos parecían una proeza más que un camino al futuro del transporte. Los aviones a energía solar, por ejemplo, son muy buenos para crear conciencia pero no para trasladar a la gente, y mucho menos de manera cómoda.
Sin embargo, los avances en materiales livianos, motores eléctricos y sobre todo baterías han habilitado nuevas posibilidades. En el 2011, un avión biplaza a batería construido por la Universidad de Stuttgart voló 100 kilómetros (62 millas) con 25 kilovatios hora de electricidad que costaron unos US$ 3. Tres años después, Airbus SE siguió sus pasos con el E-Fan, un biplaza totalmente eléctrico a batería de litio.
Al igual que las automotrices, los fabricantes de aviones ahora se están centrando en las tecnologías híbridas que podrían ampliar la autonomía de los aviones eléctricos e implementarse más rápidamente.
Haciendo referencia a avances recientes en las tecnologías de propulsión eléctrica, por ejemplo, Airbus anunció la semana pasada que abandonaría los planes de producir el E-Fan para abocarse a un avión regional híbrido-eléctrico que podría estar en el aire en los próximos tres años.
También la NASA busca desarrollar un avión híbrido de 60 a 90 plazas, trabajando en estrecha colaboración con Cape Air Corp. de Hyannis, la línea aérea regional privada más grande de los Estados Unidos.
Los científicos de la NASA recopilaron datos de referencia de vuelo y economía de combustible sobre un avión interurbano italiano que estaba evaluando la aerolínea y con ellos están actualizando el diseño de un avión eléctrico con alas y motores nuevos. La NASA calcula que la actualización eléctrica debería reducir los costos operativos un 30% y traducirse en emisiones nulas de carbono en vuelo. Las pruebas deberían empezar ese año.
Con sus inversiones en Zunum Aero, que tiene cuatro años de antigüedad, Boeing y JetBlue han puesto la mira en un futuro híbrido que amplía la autonomía de los aviones eléctricos a 1,126 kilómetros (700 millas).
Zunum planea aviones de 10 a 50 plazas que son de 40% a 80% más baratos de operar que sus pares convencionales. Y eso no es todo: su mapa de tecnología incluye la posibilidad de un avión de pasajeros de 100 plazas que debutaría en la década del 2030.
Por ahora, el principal obstáculo sigue siendo la tecnología de baterías. Los avances recientes se deben en gran parte a que las baterías se han vuelto más livianas y eficientes.
Para que Zunum y otras empresas de aviones eléctricos hagan realidad sus sueños de ciencia ficción, tendrán que lograr duplicar las capacidades de hoy en los próximos años. Esto no es una locura total: la densidad energética de las baterías mejoró alrededor de un 8% anual en los últimos treinta años, y las enormes inversiones de Tesla Inc. y otras compañías de tecnología deberían contribuir a que las mejoras no se detengan. No se sorprendan si uno de estos días el próximo avión que tomen resulta ser eléctrico.
Por Adam Minter
Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial ni la de Bloomberg LP y sus dueños.