El mando Power Glove o la tableta Newton son dos de los grandes fracasos de Nintendo y Apple, pero fueron la semilla para crear dos de sus productos más exitosos: la consola Wii y el iPod. Ambos son parte de una exposición que recopila objetos fallidos para reconocer que el éxito suele estar unido, inevitablemente, al fracaso.
”Aprendemos mucho del fracaso, es una pieza importante y queremos por ello desestigmatizarlo y, hasta cierto punto, abrazarlo”, cuenta a EFE Johanna Guttmann, una de las organizadoras de la muestra titulada “Museum of Failure” (museo de los fracasos), inaugurada esta semana en Washington DC.
Son unos 150 objetos que en su día se presentaron como grandes innovaciones pero que no tuvieron buenos resultados.
La idea de la exposición, explica Guttmann, fue concebida por el psicólogo e investigador en innovación Samuel West, quien ha trabajado como asesor para diferentes marcas.
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”Él trabaja con muchas empresas ayudándolas a hacerlas más innovadoras y creativas y se dio cuenta de que las más innovadoras y exitosas son aquellas que tienen un alto grado de experimentación y fracaso”, apunta.
A través de las historias de fracaso de compañías como Amazon, Apple y Nintendo, y de creaciones fallidas de empresarios como Elon Musk o Donald Trump, la muestra busca “eliminar la angustia y toda la tristeza que acompaña al fracaso”, convirtiendo en “divertidas” las historias de los productos fallidos.
En la muestra, que ha pasado antes por otras ciudades de Estados Unidos, Asia o Europa, está, por ejemplo, la tableta Newton de Apple, uno de los grandes fiascos de la empresa creada por Steve Jobs.
En 1993 Apple lanzaba Newton, una tableta con pantalla táctil y reconocimiento de escritura que la compañía presentó como una gran innovación, pero que pronto se demostró que su reconocimiento de texto era lento e inexacto.
”El Newton fue una idea innovadora con tecnología inmadura, un producto incompleto lanzado demasiado pronto”, reza el cartel junto al aparato en la muestra.
Su gran fracaso fue objeto de burla incluso en Los Simpson y la compañía acabó retirándolo cuando Steve Jobs regresó en 1997 a Apple.
Fue una de las ideas menos exitosas de la creadora del iPhone, pero su tecnología sentó las bases para el iPod, lanzado en 2001, y que acabó convirtiéndose en un superventas.
Algo similar le ocurrió a Nintendo con su guante Power Glove, que fue presentado como el primer objeto de la compañía para hacer tangible la realidad virtual. Lanzado para la campaña de Navidad 1989, en sólo seis semanas se vendieron unas 600.000 unidades.
Sin embargo, los usuarios comenzaron a quejarse de que era difícil de instalar y de que muchos de sus botones eran inútiles o imprecisos.
”Aunque el Power Glove no estuvo a la altura de las expectativas, aún recibe halagos por la tecnología de control de movimiento que surgió de él”, reza el rótulo de la muestra, que recuerda que la exitosa consola de juegos Nintendo Wii de 2006 es descendiente directa del Power Glove.
También Amazon tiene fracasos como el teléfono inteligente Amazon Fire, presentado con gran expectación en 2014, que presumía de gráficos 3D y del sistema de inteligencia artificial creado por Adobe, Firefly, que identificaba artículos en las tiendas y permitía a los usuarios comprar en Amazon directamente desde su teléfono.
”El botón de compra fue visto como una forma cínica de hacer que la gente comprara en Amazon” y “los consumidores se resistieron al alto precio del teléfono y su falta de aplicaciones”. Solo un año después, la compañía retiraba el teléfono del mercado.
En la exposición hay todo tipo de objetos y de proyectos fallidos que van desde Theranos, de la malograda Elizabeth Holmes, en prisión desde hace unos meses por la estafa que acabaron protagonizando sus mágicos e imprecisos tests de sangre, hasta varios productos femeninos anunciados con muy poca fortuna y retirados del mercado por su machismo explícito.
También hay un hueco para el multimillonario expresidente Donald Trump (2017-2021), quien también colecciona fracasos empresariales: los lujosos filetes Trump, el vodka Trump o un juego al estilo Monopoly llamado “Donald Trump. El juego”.
La muestra, explica Guttmann, tiene además un objetivo claro, dirigirse a los jóvenes, que hoy en día sufren “una presión tremenda” por las redes sociales y viven los fracasos privados como algo público.
”Cuando fallas, tal vez lo sientes más grande de lo que realmente es” por la existencia de las redes, y con el mensaje de perder el miedo al fracaso, que defiende la exposición, se quiere “alentar a la gente a asumir riesgos”, porque “esa es la única manera como sociedad en la que vamos a tener éxito e innovar”.
”Hay grandes problemas que debemos resolver, como el cambio climático, y si no intentamos cosas y probamos novedades, nunca vamos a resolverlos”, apuntó.
(Con información de EFE)