Cuando los 100 metros de unos Juegos Olímpicos se deciden en apenas diez segundos, para medir los tiempos exactos de cada atleta la tecnología hace acto de presencia y pocos saben cómo operan los sistemas de medición para que todo funcione con una precisión milimétrica.
Por vigésima novena vez, la empresa Omega será la cronometradora oficial de unos Juegos Olímpicos. En Tokio se ha puesto a prueba a sí misma para mejorar y dar un paso adelante con el objetivo de innovar y medir cada segundo de acción con exactitud.
En total, en los Juegos Olímpicos de Tokio se disputarán 339 pruebas en 33 deportes. La reina del cronometraje serán los cien metros masculinos y femeninos (1 de agosto y 31 de julio, respectivamente). En pocos segundos, millones de ojos de todo el planeta se posarán sobre los velocistas que pelearán por las medallas y todo tiene que estar medido para no fallar en los tiempos.
La empresa suiza no sólo se centrará en esa prueba. No faltará a ninguna. Desde 1932 ha estado presente en casi todos los Juegos Olímpicos y durante décadas ha desarrollado muchas tecnologías del cronometraje que han ido evolucionando con los años.
Para Tokio 2020, aportará la increíble cifra de 400 toneladas de equipos fiables y vanguardistas que representan una cantidad que da pie a otras con las que se puede entender cómo es la fontanería de un acto tan complejo como es medir los tiempos pero que a muchos le puede parecer muy sencillo.
En estos Juegos Olímpicos, todos los atletas llevarán etiquetas con sensores de movimiento en sus números de dorsal. Las citadas etiquetas interactuarán con una serie de receptores repartidos por el circuito que enviarán la información. Se proporcionará información de las posiciones, la velocidad en directo, la aceleración, la desaceleración y la distancia.
Por ejemplo, en los 400 metros se podrá saber en qué posición se encuentra cada atleta en la curva. En los 100 metros, será posible saber quién ha acelerado para hacer la mejor salida y cuando ha alcanzado el ganador su velocidad máxima. O en los 10,000 metros lisos, la distancia entre un corredor y otro se podrá medir con exactitud.
Aparte de las 400 toneladas de equipamiento, en Tokio también hay 530 cronometradores que estarán “in situ” en el lugar de las competiciones, 900 voluntarios, 350 marcadores específicos para cada deporte, 85 marcadores para el público y 200 kilómetros de cables y fibra óptica.
Otros elementos, como la pistola de salida, será electrónica. Con las pistolas tradicionales, el sonido se transmite más lentamente que luz, por los que los atletas de las calles más lejanas oían la salida más tarde que el resto. Ahora, la electrónica, estará conectada a unos altavoces situados detrás de cada corredor. Al pulsar el gatillo, se reproducirá un sonido que emitirá un destello de luz y se dará impulso de salida al dispositivo de cronometraje.
También habrá novedades en los tacos de salida, que además de tener los altavoces integrados, también contarán con sensores que medirán la presión del atleta contra el reposapiés 4,000 veces por segundo. El sistema de detección enviará al instante las mediciones de fuerza a un ordenador para que un juez pueda comprobar si hay una salida en falso.
Además, entrará en juego la “Scan’O’Vision Myria, la cámara photofinish más avanzada de la historia de la marca. Estará en las líneas de meta y será capaz de grabar hasta 100,000 imágenes digitales por segundo y producir una foto compuesta que permite a los jueces determinar las clasificaciones y los tiempos oficiales de cada prueba.
Desde 1948, no existe la tradicional cinta que se extendía en la línea de meta de las carreras. Fue sustituido por la tecnología de células fotoeléctricas, que emite haces de luz en su lugar. En Tokio, se utilizarán cuatro células fotoeléctricas, todas integradas en una unidad que permitirá detectar más siluetas corporales.
El cronometraje ha dado un salto más en su historia. También es parte del espectáculo y en Tokio no podían faltar las innovaciones. Los cerca de diez segundos que dure la prueba reina del atletismo, serán más tecnológicos que nunca. Los sucesores de Usain Bolt y de Elaine Thompson tendrán la seguridad de que el cronometro se parará en una cifra más exacta que nunca.