Podcast | Tres minutos basta | ¿Y qué le dirías a alguien que siente que no aporta suficiente?
Podcast | Tres minutos basta | ¿Y qué le dirías a alguien que siente que no aporta suficiente?

Ignacio Quintanilla

¿Y qué le dirías a alguien que siente que no aporta suficiente? Un poco se nota un mucho. Sí, le diría eso. Un poco se nota un mucho.

Algunas veces creemos que tenemos que inventar otro dispositivo revolucionario. O asumimos que nuestros jefes quieren que desarrollemos una estrategia innovadora de clase mundial. Pero no es así. Los saltos cuánticos no ocurren todos los días. Inventos revolucionarios como el celular o la impresora 3D no se dan cada semana. Reingeniería, círculos de calidad, o metodología agile, tampoco se escriben cada mes. Son inventos revolucionarios o cambios culturales de la vida empresarial cuya poca frecuencia los hace verdaderamente transformacionales. Pero todos ellos nacen en laboratorios, en el mundo académico o por accidente.

Sin embargo, la vida empresarial usual no es un laboratorio, no es académica ni se produce confiando en que un accidente le construya la cuenta de resultados. No. La vida empresarial usual es la de cada día ir a trabajar e intentar hacer las cosas mejor que el día anterior.

La innovación, para la vida empresarial usual, no es otra cosa que hacer las cosas de una manera diferente a como las hacíamos hasta ahora. Puedo adoptar modelos de otras industrias o modificar los propios ajustados a la propia experiencia y realidad. La clave es la disposición que uno tenga a cambia, probar, recalibrar, redefinir, y finalmente hacerlo diferente. Pero no brutalmente diferente, por que un poco se nota un mucho.

Imaginemos por ejemplo las pizzas. Siempre han sido redondas. Hasta que llega alguien y dice “las voy a hacer cuadradas”, y poco después alguien crea “kilómetros de pizza” y las empieza a hacer rectangulares y por metros. Y compras medio metro de piza, un metro, dos metros, etc.

Un poco se nota un mucho. Pensemos en la moda. Los pantalones cortos. Una temporada, por debajo de la rodilla. Otra temporada, a la altura del tobillo. Siguiente temporada, por encima de la rodilla. Al final, los cambios de diseño transforman en “temporada pasada” ese pantalón corto casi nuevo que aun tienes. Y quieres comprar otro. Es que un poco se nota un mucho.