¿Y qué le dirías a alguien que se siente frustrado con la situación actual? Todo es temporal, incluso los días malos. Sí, le diría eso. Todo es temporal, incluso los días malos.
En verdad la situación actual es frustrante. A todos nos está pasando que no queremos ni escuchar noticias. Los temas del COVID-19. Los políticos. La economía. El empleo. En fin…, elije un tema, mira para atrás, y te alcanza esa sensación de “cualquier tiempo pasado fue mejor”.
Veo negocios cerrar. Amigos perdiendo su trabajo. Personas cercanas contagiarse con COVID-19 y pasarlo muy mal. Horrible y frustrante.
También se que todo es temporal. Que después de la lluvia sale el sol. Que a los días nublados le siguen los días brillantes. Y que luego de noches obscuras aparece siempre una gran luna.
Lo que quiero decirte es que vivimos ciclos y hay que saber reconocerlos. Algunas veces son más largos y otras son más cortos. Lo que te da esperanza es saber que pasará y vendrán tiempos mejores.
¿Por qué pensar que vendrán tiempos mejores? Por la historia. Siempre ha pasado. Hoy el mundo es mejor que antes. Hay más gente con problemas de obesidad que con problemas de hambre. Más personas mueren por suicidios que por guerras. Y hay mucho más enfermedades controladas permitiendo que la esperanza de vida esté en los niveles más altos de la historia de la humanidad.
La tecnología consigue que el conocimiento llegué al mismo tiempo a todos los rincones del mundo. Con más dinero o con menos dinero, las posibilidades de aprendizaje hoy alcanzan a muchos más jóvenes que hace 15 años.
La temporalidad es lo que nos cambia la perspectiva. Pero cuidado con saltar de la temporalidad a la pasividad. A creer en el determinismo y entonces sentarnos a esperar a que todo se arregle solo. No funciona así. Cuando cambie el ciclo nos tiene que encontrar preparados, con las zapatillas puestas y ajustadas y casi ya corriendo para ganar.
Recuerdo al Siddharta de Hermann Hesse contestando a la pregunta sobre qué sabes hacer. Dijo, se pensar, se esperar, se decidir. Y en ese orden. Todo es temporal, y lo primero es pensar en ello para estar atentos al momento del cambio. No te adelantes. Hay que esperar, para saltar sobre la oportunidad cuando llegue y no antes. Y en el momento que llegue, hay que decidir. Sin dudas. Lanzarse a la oportunidad y hacerla tuya. Pensar, esperar, decidir es quizás el ciclo más sabio de cómo vivir. Siempre convencido de que tu eres el gerente de tu vida y nadie más.
Y creerás que todo sigue mal, seguro que sí. Pero sabes que todo es temporal, incluso los días malos.