Posicionamiento empresarial: ¿Por qué persiste la corrupción en nuestra sociedad?
Posicionamiento empresarial: ¿Por qué persiste la corrupción en nuestra sociedad?

Gisella Benavente, CEO de Axia Consulting Group

El Índice de Percepción de la Corrupción 2020 de Transparencia Internacional, señala que la corrupción perjudica la respuesta ante la pandemia y contribuye a la crisis global de la democracia. Este informe señala que la pandemia ha revelado las debilidades de las instituciones democráticas y de los sistemas de salud en todo el mundo, desde sobornos para pruebas y tratamientos, hasta acuerdos corruptos para el suministro de equipos médicos esenciales como ventiladores y mascarillas, lo que ha costado muchas vidas.

En este podcast, la especialista en estrategias corporativas y sostenibilidad, Gisella Benavente analiza ¿Por qué persiste la corrupción en nuestra sociedad?, advirtiendo que el Covid-19 no es sólo una crisis sanitaria y económica; es una crisis de corrupción que estamos fallando en administrar.

Las últimas semanas hemos estado inundados de noticias relacionadas con el listado de personas que fueron vacunadas con las dosis extra entregadas por el laboratorio chino. “Es penoso que no terminemos de salir de un escándalo para pasar a otro, pues estas situaciones continúan incrementando la desconfianza de la población en el gobierno, en las instituciones, en los políticos, y, en general en el sistema, generando la percepción de que este sólo favorece a los más ricos o poderosos, deteriorándolo para todos”, señala Benavente

El impacto de la corrupción

La especialista precisa que la corrupción le cuesta al mundo el 5% de su PBI anualmente (equivalente a $3.6 trillones de dólares) y las Naciones Unidas reconoce a la corrupción como uno de los más grandes impedimentos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030. En el Perú, más del 60% de la población coloca a la corrupción como la principal preocupación, según el INEI.

La corrupción genera pobreza, y debilita el sistema político y judicial que deberían estar trabajando para el bienestar de todos. Es una amenaza para las empresas y las sociedades, afecta la economía y la reputación de las organizaciones. “Tener la cancha desnivelada impide el crecimiento económico, contribuye a la desigualdad social, obstruye la innovación, entre otros efectos negativos”, indica.

La corrupción se ha insertado en la mayor parte de nuestra vida civil, desde facilitar trámites y evitar sanciones y determina a los ganadores reemplazando la competencia en igualdad de oportunidades, que es la base de la democracia.

Una de las causas más comunes de la corrupción es el egoismo de las personas que tratan de obtener la mayor ganancia posible para sí mismos, generalmente a expensas de otras personas o empresas, generando consecuencias negativas para todos. “Si el pais o las empresas permiten un entorno en el que los actos de corrupción están normalizados, la gente incumplirá más. Así, hay una necesidad urgente de promover un liderazgo público y privado más íntegro y ético”, refiere.

Compromiso con la integridad

La especialista señala que la integridad generalmente es entendida, de manera equivocada, como la ausencia de corrupción. “Una persona íntegra es una persona con valores y principios, que siempre hace lo correcto sin importar las circunstancias”, señala.

Explica que en el Perú, según una reciente encuesta de Datum a nivel nacional, sólo el 21% de los ciudadanos considera que los grandes empresarios se preocupan por el bienestar del país, y más bien un 60% considera que la gran empresa paga coimas para obtener lo que necesita.

“Las empresas necesitan demostrar que están comprometidas con la integridad y buscar recuperar la confianza de la ciudadanía a través de sus acciones”, refuerza.

Benavente señala que es prioritario fortalecer una cultura corporativa basada en la ética, incluyendo al directorio, sus directivos y sus trabajadores, a fin de demostrar autenticidad siendo consecuentes y consistentes en todas sus decisiones. Las compañías necesitan ser capaces de responder a la creciente lista de preocupaciones de la sociedad sobre el comportamiento ético de las empresas, con información y herramientas capaces de contrarrestar las malas decisiones de líderes corruptos.

“Debemos repensar la forma en que hemos venido haciendo negocios y evolucionar hacia un modelo más inclusivo que conscientemente considere las necesidades e intereses de la sociedad, y genere valor para todos en el largo plazo”, recomienda.

Así también, necesitamos un gobierno que garantice igualdad de oportunidades, supervise el adecuado funcionamiento del mercado, y provea a la población de servicios básicos como salud y educación. “Cuando los gobernantes se adhieren a los valores relacionados con la integridad, como la honestidad y la imparcialidad, demuestran a los ciudadanos que ellos, y con ellos las instituciones de gobierno, son confiables”, explica.

El concepto de integridad en el caso del sector público, no está simplemente relacionado con el uso o el abuso de poder. Ha sido definido por la OECD como el alineamiento consistente y adhesión a los valores éticos, principios y normas que priorizan el interés general sobre el propio, pues han sido elegidos o designados para servir a la sociedad.

Finalmente, Benavente señala que para generar un cambio en nuestra sociedad debemos comenzar por uno mismo, desde los distintos roles que tenemos en la sociedad. Las cosas no van a cambiar mientras no interioricemos que vivimos en un sistema interdependiente y, por tanto, el bienestar común es lo único que garantizará nuestra supervivencia. “Ninguna empresa o gobierno puede resolver estos desafíos solo”, finaliza.