Podcast | Posicionamiento Empresarial: ¿Cómo restablecer la confianza en la democracia?
Podcast | Posicionamiento Empresarial: ¿Cómo restablecer la confianza en la democracia?

La democracia está en crisis. Existe en el mundo una evidente pérdida de confianza en el sistema, en las empresas y en los liderazgos tradicionales, y una expectativa por una nueva clase de liderazgo capaz de generar valor a la sociedad.

Según el reciente informe del Centro para el Futuro de la Democracia de la Universidad de Cambridge, el 55% de los millennials en el mundo ha perdido la fe en la democracia y están más desilusionados con el sistema que cualquier otro grupo generacional, explicando que el descontento de estos jóvenes es incluso mayor que el de sus padres y sus abuelos cuando tenían la misma edad; y, en América Latina la satisfacción con la democracia es críticamente baja.

En este podcast, la especialista en estrategias corporativas y CEO de Axia Consulting Group, Gisella Benavente, reflexiona sobre: ¿Cómo restablecer la confianza en la democracia?, en un contexto de descontento sistémico y de asenso del populismo.

Benavente observa que muchas personas que señalan no estar satisfechas con la democracia igual consideran que es la mejor forma de gobierno. La razón es que esta percepción está más relacionada con su funcionamiento en la práctica que con la democracia per se, alimentada por la poca capacidad que ha evidenciado para resolver los problemas de corrupción, eliminar desigualdades y nivelar oportunidades.

En el Perú, según data del INEI, casi el 90% de la ciudadanía opina que la democracia funciona mal en el pais debido a los políticos, sin mayor diferencia por área de residencia, género o nivel educativo. “En gran parte están sintiendo que la democracia está fallando porque los políticos que los gobiernan no los están representando y tienen la percepción de que las élites que participan en la política son corruptas y no les importa los ciudadanos”, precisa.

Esta desilución genera un sentimiento de apatía respecto al funcionamiento de las instituciones democráticas en la práctica, más que un rechazo hacia los ideales democráticos en sí mismos, agregándole la baja credibilidad de que los procesos democráticos puedan generar los cambios que se necesitan. “Sin embargo, esta creciente frustración puede llegar a generar un sentimiento de antipatía respecto a los ideales democráticos, alimentado por la evidente incapacidad de generar concensos o lograr un equilibrio de poderes”, anota.

Benavente explica que el asenso del populismo refleja que la estructura existente si bien ha sido fuente de gran desarrollo económico, no ha logrado atender los problemas básicos de la población y ha generado grandes desigualdades sociales, inseguridad y corrupción. “Y la pandemia ha evidenciado los graves problemas estructurales del país que han sido desatendidos por décadas, sobre todo en salud y educación, y esta crisis nos dejará un entorno aún más frágil”, agrega.

Adicionalmente, los contínuos escándalos de corrupción han contribuido a la pérdida de confianza en la ética del sector público y privado, generando la percepción de que el sistema sólo funciona a favor de los ricos y poderosos deteriorándolo para todos. “Hoy nos encontramos en medio de un proceso electoral para elegir un nuevo gobierno con un estado ausente en gran parte el país, falta de confianza en los líderes privados y públicos, instituciones débiles, profundos problemas estructurales, gran desigualdad y falta de identificación con los partidos políticos”, señala.

Benavente advierte que esto significa que se haya hecho todo mal. Antes de la pandemia los indicadores económicos señalaban que el mundo nunca había sido más próspero y el Perú era considerado como una de las grandes promesas de América Latina. Pero, hoy resulta claro que para generar bienestar no es suficiente el crecimiento económico. “Las personas tienen que saber que existe igualdad de oportunidades para mejorar su calidad de vida, y en el Perú no hemos logrado que la mejora en la economía se traduzca en bienestar para la mayoría de los peruano”, puntualiza.

Cambiando el enfoque

La especialista observa que es evidente que el sistema va a evolucionar y, por tanto, necesitamos identificar qué es elemental en la democracia y qué puede hacerse distinto. “Debemos procurar enfocarnos menos en el populismo como amenaza y más en la promesa fundamental de la democracia de representar las preocupaciones y prioridades de los ciudadanos, brindando soluciones efectivas y oportunas a estos problemas, y garantizando la igualdad de oportunidades y ante la ley”, advierte.

Para ello, Benavente sugiere desmarcarnos del contexto actual, de quien será elegido y que hará, y enfocarnos más en “cómo” está funcionando la democracia en la práctica: ¿Cómo tomamos las decisiones y cómo podría hacerse diferente para que sean más efectivas? ¿Cómo logramos concensos? ¿Cómo hacemos para que la igualdad ante la ley se respete para todos y no sea sólo referencial para algunos? En conclusión, ¿Cómo podemos hacer para que la democracia no sólo sobreviva sino que pueda mantenerse y desarrollarse en el futuro?

Finalmente, señala que el Covid-19 ha evidenciado el nivel de interdependencia en el que vivimos. “La mejor respuesta para salir de la crisis es que todos los actores veamos más allá de satisfacer nuestros propios intereses, aceptando que somos parte de un mismo sistema y, por tanto, el bien común es lo único que garantizará nuestra supervivencia”, finaliza.