(G de Gestión) El sector aeroportuario en el Perú tiene grandes desafíos. Según el Reporte Global de Competitividad 2022 del Foro Económico Mundial, el país ocupó el puesto 65 de 117 en el ranking de eficiencia de los servicios de transporte aéreo.
Y este año el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, el más importante del país, quedó en el puesto 89 en el ranking de los 100 mejores del mundo, elaborado por Skytrax. Esto significa un retroceso de 16 posiciones por debajo de lo alcanzado en el 2022. El Aeropuerto Velasco Astete del Cusco, el segundo más relevante, no se mencionó en el listado. En ambos se identificaron diversas fallas en términos de señalización, conexión con el transporte terrestre, comodidad y calidad de las instalaciones, entre otras.
“En la carrera no vamos bien. El Perú está muy rezagado respecto a sus vecinos. Esperamos que con las nuevas obras podamos recuperar el tiempo perdido”, comenta Martín La Rosa, area manager de International Air Transport Association (IATA) para Perú y Bolivia.
Teodoro Crisólogo, economista sénior del Instituto Peruano de Economía (IPE), afirma que la pérdida de competitividad se debe, principalmente, a que la demanda ha superado la capacidad de atención. Si bien el tráfico aéreo de pasajeros se multiplicó por 4,5, la infraestructura no pudo crecer al mismo ritmo debido a las tardanzas en la ejecución de proyectos de inversión.
“El avance de las inversiones aeroportuarias se encuentra limitado por las demoras en la aprobación de estudios, en la entrega de predios, así como por la falta de espacios de coordinación entre el sector privado y los órganos más relevantes del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y las autoridades aeronáuticas”, argumenta el economista del IPE.
De acuerdo con información del Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (Ositran), actualmente el Perú cuenta con tres contratos de concesión que se encuentran operativos: el Aeropuerto Jorge Chávez, un primer grupo con aeropuertos en provincia (que tiene 12 locales) y un segundo grupo con cinco sedes.
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Para el caso del Jorge Chávez, se viene trabajando en la ampliación y en un nuevo terminal de pasajeros, cuyo avance a julio está en 50%. La puesta en operación, que permitirá una atención a 30 millones de pasajeros, se prevé para enero del 2025. Uno de los objetivos es convertirlo en ciudad aeropuerto. Así, la inversión global del nuevo terminal, la segunda pista y la nueva torre de control alcanza los US$ 2.000 millones.
Con el primer grupo de aeropuertos también se están ejecutando obras de rehabilitación y mejoramiento en las diferentes regiones, y el segundo grupo apuesta por inversiones en equipamiento, además de trabajos de mejora. Pero aún no es suficiente.
Existe un tercer grupo, con ocho sedes adicionales, que demandará más de US$ 270 millones en obras de mejoramiento y mantenimiento. Su infraestructura se encuentra en construcción por el MTC bajo la modalidad de contrato Gobierno a Gobierno.
Los retos
Según Raúl Díaz Díaz, gerente general de Aeropuertos Andinos del Perú (quienes operan los aeropuertos del sur), la inversión aproximada de US$ 580 millones es para, entre otros, proyectos de ampliación de los cuatro terminales de pasajeros, el nuevo aeropuerto en Arequipa, la optimización de equipamiento para todas las sedes, una nueva pista de aterrizaje en Juliaca y la rehabilitación de los cercos perimétricos. Sin embargo, para lograr esto en el menor plazo posible es importante que el Estado acelere los procesos de aprobación de los proyectos y que estos sean más ágiles y respondan a la necesidad de la demanda.
“Es imprescindible que los contratos de concesión se adapten a la realidad del mercado. La mayoría de ellos tiene más de 15 años de elaboración y no reflejan los avances que se han desarrollado en términos tanto constructivos como financieros”, explica Díaz Díaz.
Más allá de la infraestructura que se necesita, también se requiere una ampliación en los horarios de operación y contar con suministro de combustible y personal de migraciones y aduanas en el caso de los aeropuertos internacionales, entre otros aspectos.
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“Uno de los desafíos más grandes del sector es que la infraestructura complementaria a aeropuertos [pistas, puentes, viaductos, sistemas de transporte y vías de acceso] esté perfectamente armonizada con el crecimiento de los aeropuertos, garantizando la conexión del aeropuerto con la ciudad”, precisa Paola Loayza, gerente de Real Estate en Lima Airport Partners.
Paulo Quequezana, analista en Estudios Económicos de ComexPerú, asegura que la misión es tratar de descongestionar el Jorge Chávez, y para ello se debe apuntar a tener vuelos directos entre las ciudades, lo cual solo es posible si se mejoran los aeropuertos regionales para atender el tráfico. También indica que es importante sacar en concesión el tercer grupo de aeropuertos.
“El problema es que las obras están entrampadas por lentitud en temas burocráticos o aprobaciones. Existe poca celeridad, lo que genera que las empresas no cumplan sus cronogramas, con lo que se corre el riesgo de que la concesión termine y no se puedan ejecutar las obras planeadas”, manifiesta.
La Rosa, de IATA, agrega que para reducir la brecha se precisa un trabajo conjunto de actores públicos y privados, con una agenda clara y objetivos definidos. “Se requiere que se cumplan las fechas, se destrabe la inversión y se simplifiquen proyectos, y que ello no afecte los costos, para que no se vean reflejados en las tasas de los boletos. El desarrollo no debe ser a costa de los pasajeros”, puntualiza. Solo así el Perú alzará vuelo.