La historia se repite como una farsa, decía Marx. En 1992, Alberto Fujimori, presidente del Perú en ese entonces, envió tanques para cerrar el Congreso y gobernó como un autócrata durante los siguientes ocho años. Tres décadas después, Pedro Castillo, el incompetente ocupante del cargo desde julio de 2021, intentó hacer lo mismo. El 7 de diciembre anunció que cerraría el Congreso, convocaría uno nuevo con facultades para redactar una nueva Constitución y “reorganizaría” el Poder Judicial y la Fiscalía. El intento se vino abajo en cuestión de horas.