
La compra de 24 nuevos aviones de combate para la Fuerza Aérea del Perú (FAP) ha generado una ola de reacciones -entre el escepticismo político y el entusiasmo militar- luego del anuncio oficial hecho por la presidenta Dina Boluarte. Sin embargo, mientras el discurso público parece contradictorio, especialmente por parte del premier Eduardo Arana, los hechos revelan que el proceso sí está en una fase avanzada.
Durante la ceremonia por los 40 años de incorporación de los Mirage 2000 en la base aérea de La Joya (Arequipa), Dina Boluarte afirmó que su gobierno “ha asumido la decisión histórica de renovar nuestra flota aérea” y que se trata de una medida orientada a reforzar la seguridad nacional, tal como establece la Constitución en sus artículos 163 y 165. Según dijo, el proyecto responde a “un pedido largamente esperado por nuestra Fuerza Aérea”.
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¿Y qué dijo el primer ministro?
Pese a la contundencia del mensaje presidencial, el ministro de Defensa, Walter Astudillo, y el canciller Elmer Schialer han sido más cautos públicamente. Y más aún, el presidente del Consejo de Ministros, Eduardo Arana, quien aseguró que “no hay aún ninguna decisión tomada” sobre la compra, y que el tema “se encuentra todavía en evaluación”.
Esto, pese a que el mismo comandante general de la Fuerza Aérea del Perú, Carlos Chávez Cateriano, confirmó que el proceso de selección del nuevo avión de combate está en su fase final y que el anuncio oficial se hará “a más tardar el 31 de julio”.
En esa fecha, la FAP presentará al Ministerio de Defensa la propuesta con el orden de prelación entre los tres modelos finalistas: el F-16V Block 70 (Estados Unidos), el Gripen E/F (Suecia-Brasil) y el Rafale F4 (Francia). Según explicó, el análisis incluye aspectos técnicos, logísticos, de mantenimiento, armamento y soporte, con el fin de identificar qué modelo cumple mejor con los requerimientos de la institución.
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¿Qué hay realmente en curso?
Lo cierto es que el programa de adquisición de 24 aviones de combate -20 monoplazas y 4 biplazas- figura en la Ley de Endeudamiento 2025, con una asignación de S/ 7,580 millones (unos US$ 2,000 millones) ya financiados a través de créditos del Banco de la Nación y bonos soberanos. Los US$ 1,500 millones restantes provendrían del presupuesto del 2026.

A nivel técnico, el proceso está muy avanzado. La lista corta de modelos finalistas fue definida tras un riguroso Estudio Definitivo del Comando de Operaciones (COMOP), iniciado en 2012.
El Comité de Estudio Técnico Operacional (CETO) cerró su informe en abril, y ahora solo se espera la emisión del Decreto Supremo que declare de interés nacional la compra, paso clave para iniciar la etapa contractual.
¿Hay un modelo definido?, pues probablemente sí. No obstante, esto se conocerá recién a finales de este mes. Sin embargo, fuentes especializadas indican que las reuniones con SAAB (fabricante del Gripen) solo han sido protocolares, como ocurrió el 11 de junio con el Comandante General de la FAP, Carlos Chávez Cateriano. Asimismo, se han sostenido encuentros similares con representantes de Lockheed-Martin, SAFRAN, y Pratt & Whitney, lo que evidencia que el proceso aún considera varias opciones en competencia.
Incluso el ministro de Defensa de Suecia, Pal Johnson, llegará al Perú en los próximos días, aunque lo hará en el marco de una visita protocolar tras su participación en la feria aeronáutica F-AIR Colombia. Del mismo modo, Lockheed-Martin enviará una delegación a Lima la próxima semana para exponer su programa de compensaciones industriales.
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Offset: la clave para la negociación
Uno de los pilares del proceso de adquisición será el Programa de Compensaciones Sociales e Industriales (Offset), que permitirá al Perú acceder a transferencia tecnológica y cooperación en sectores como aeronáutica, salud, educación y cultura.
Este tipo de convenios suelen ser parte integral de adquisiciones de gran envergadura en el ámbito militar, por lo que en principio requiere tiempo y una evaluación minuciosa.
“Es casi imposible que tres potencias mundiales en el sector defensa, que son empresarios que trabajan con mucha seriedad, realicen todo un largo proceso e inversión para que al final el gobierno decida no adquirir uno de estos productos, independientemente de cuál sea el ganador”, dice la fuente.

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¿Qué sigue?
Aunque no se ha firmado aún el Decreto Supremo ni el contrato de compra -que fue lo que intentó explicar el jefe del Gabinete- de no mediar contratiempos, el contrato por los primeros 12 cazas se firmaría antes de fin de año y el resto en 2026.
El paquete incluiría también un simulador de vuelo, armamento, manuales y soporte logístico completo.
Así, mientras en el discurso político se matiza o se minimiza el avance, lo cierto es que el proyecto de renovación de la flota de combate de la FAP está más cerca de concretarse de lo que muchos suponen.