La Sala Plena de la Corte Suprema eligió esta tarde a Janet Tello Gilardi (62 años) como nueva presidenta del Poder Judicial, para el período 2025-2026. La magistrada suprema reemplazará a Javier Arévalo Vela como nueva presidenta de la Corte Suprema.
“Vamos a continuar trabajando sobre el eje en todas las especialidades a lo largo del país y vamos a continuar con todas las políticas que permitan el acceso a la justicia de todas las personas, sin discriminación”, dijo en sus primeras declaraciones como titular de este poder del Estado.
Janet Tello Gilardi se convierte en la segunda mujer en la historia en ocupar la presidencia del Poder Judicial, después de Elvia Barrios, magistrada suprema que ostentó dicho encargo en el período 2021-2022.
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En su primer discurso, frente a la Sala Plena de la Corte Suprema, Janet Tello aseguró que trabajará en una gestión con representación colegiada. “No defraudaré, porque estoy en un puesto de honor”, señaló.
“Nos comprometemos y reafirmamos este servicio de justicia a favor de todas las personas, sin discriminación. Colocar al Poder Judicial en equivalencia constitucional con los otros poderes del Estado. Abrir las puertas para el diálogo con la comunidad y a su turno trabajar articuladamente trabajar con todos los poderes para sacar adelante al país”, agregó Tello.
En otro momento, la nueva presidenta del Poder Judicial consideró que entre las prioridades de su gestión estará realizar reuniones periódicas de la Sala Plena de la Corte Suprema, a efectos de lograr el posicionamiento dentro del contexto nacional. Además, innovaciones desde las distintas áreas, a través de comisiones o áreas jurisdiccionales. Motivando a que se siga trabajando sobre el uso de herramientas como las sentencias fuente, los códigos QR, el uso de formularios en demandas de alimentos y tenencia.
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Ejes de su gestión
- Establecer marcos legales y manejar los presupuestos “para satisfacer las necesidades de justicia de la ciudadanía”, no con intentos de “reforma del sistema de justicia judicial desde ámbitos externos”.
- Lograr un respeto hacia la institución “sin injerencia de ningún tipo”, dejando de lado la “distorsión” de considerar a la Corte Suprema como una tercera instancia judicial.
- Prioridad a la defensa de jueces y juezas frente a “denuncias infundadas”, así como atacar las demoras en los procesos judiciales y a la desconfianza ciudadana en el Poder Judicial.
- Apostar por seguir implementando y mejorando las herramientas tecnológicas con las que trabajan los magistrados.
- Mejorar la capacidad de gasto respecto al presupuesto público que se les asigna cada año.
- Fortalecer el liderazgo de la presidencia de la Corte Suprema y el rol de la Sala Plena, “en defensa de la independencia y autonomía del Poder Judicial”.
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