No hay privación más evidente que cuando empiezas a sentir que alguien te silencia. La es un derecho universal, y existen incontables (e ingeniosas) formas de afectarla.

José Miguel Vivanco, director de la división de las Américas de Human Rights Watch, explicó dos medidas que deben alarmar a la región, y principalmente al Perú.

El experto señaló, durante su ponencia en el seminario de Libertad de Expresión organizado por el Congreso, que la manipulación de la publicidad oficial es un peligro latente para la prensa.

"La asignación de publicidad oficial puede transformarse en un mecanismo par ingluir indebidamente en la libertad de expresión, porque los gastos en este tipo de publicidad son discrecionales y no están regulados", apuntó.

Si la publicidad oficial no persigue objetivos concretos, como llegar a un sector específico de la población para comunicar mensajes clave, las autoridades podrían utilizarla como un mecanismo para premiar a los medios que apoyen sus intereses, y castigar a quienes no.

¿Cómo? Pues "retirando la publicidad oficial otorgada o rehusándose a comprar publicidad en ciertos medios", explicó Vivanco.

Otro tema de debate, y bastante delicado para la prensa, se refiere a las leyes de desacato y difamación.

El especialista argumentó que, incluso si algunas expresiones críticas hacia funcionarios públicos o candidatos a serlo son ofensivsa, deben ser protegidas por el derecho a la libertad de expresión.

Ahora, esto no significa que si a un periodista se le ocurre difamar a otra persona, su crimen quedaría impune. Vivanco señaló que solo se debe derogar el carácter penal de la norma, y en su lugar, limitarlo a una sanción civil.

"Quienes ejercen funciones públicas están sujetos a un escrutinio más minucioso e intenso, junstamente con el fin de promover un debate amplio sobre cuestiones de interés público", añadió.

Y es que una ley de este tipo, apuntó, podría convertirse en una mordaza cuando las ofensas son tan ambiguas.