
La reciente adquisición de vehículos para altos mandos de la Policía Nacional del Perú (PNP), incluyendo ocho camionetas Audi valorizadas en más de S/200,000 cada una, ha desatado una fuerte controversia pública, alimentada por el contexto de inseguridad creciente y la precariedad que enfrentan muchas comisarías a nivel nacional.
El jefe de la PNP, Víctor Zanabria, defendió esta compra asegurando que se trata de un proceso legal y necesario para el desempeño de sus funciones. “Yo para cumplir mis actividades, ¿vengo en bicicleta?”, declaró al ser consultado sobre la pertinencia de dicha adquisición.
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Pero, para Juan Carlos Liendo, exjefe de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), estas palabras son inaceptables y revelan una desconexión con la realidad del país. “A todos los peruanos, una respuesta de ese tipo de una persona que tiene una responsabilidad tan grande, nos deja un sinsabor”, afirma en entrevista con el programa Cuentas Claras, de Canal N.
Liendo remarca que esta discusión no puede desligarse de las condiciones en que trabajan los efectivos policiales en campo, especialmente tras el asesinato de un agente en La Victoria durante una intervención reciente.
En este sentido, el exjefe de la DINI subraya que la falta de equipamiento adecuado, como chalecos antibalas certificados y adaptados a la ergonomía de los efectivos, pone en riesgo la vida del personal policial. “El chaleco no es cuestión que me lo pongo y no me va a pasar nada. Hay entrenamiento, capacidad del material que lleva el hombre, que sepa enfrentar al delincuente en función de la protección de su cuerpo”, refiere.
Para Liendo, el hecho de que sí exista capacidad de gestión para la compra de camionetas Audi, pero no para equipos de protección, es revelador.
"Sí tienes gestión para comprar vehículos Audi, pero no para comprar chalecos antibalas (...) El problema es político. Esta aproximación al fenómeno de la policía escapa al nivel de gestión de la Policía. Corresponde al nivel político: del Mininter, del primer ministro y de la Presidencia de la República”, indicó.
Por ello, pide no centrar los cuestionamientos exclusivamente en la institución policial.

“El modelo policial en el Perú no funciona”
Otro tema que genera preocupación en el exjefe de inteligencia es la reciente decisión del Tribunal Constitucional (TC), que declaró infundada la demanda del Ministerio Público contra la norma que amplió las competencias de la Policía Nacional del Perú para dirigir actos de investigación en la etapa preliminar de los procesos fiscales.
Aunque el TC consideró que dicha participación policial es válida si se da dentro de los límites legales y bajo control fiscal, Liendo alerta que el contexto operativo de la PNP no está preparado para asumir esta responsabilidad.
“Lo veo desde dos ámbitos bien marcados: desde los principios y desde la realidad que estamos pasando. En hechos fácticos y técnicos, los policías son los más capacitados del día a día para iniciar una investigación criminal. Es más, esa facultad es general en la mayoría de policías del mundo”, señala.
Sin embargo, subraya que esta competencia se otorga en modelos institucionales muy distintos al peruano. “Nuestra Policía, en el modelo que viene trabajando actualmente, no tiene investigadores. La investigación criminal prácticamente ha desaparecido de la actividad policial”, advierte.
Asimismo, recuerda que en países como Ecuador, Colombia, Chile y Argentina, las policías de investigación criminal dependen del Ministerio de Justicia o estructuras con mando civil. “Nuestra policía está bajo el mando militar y tiene una relación directa con el poder político, lo cual desnaturaliza la función de investigación criminal que debe estar separada de cualquier circunstancia jerárquica o política”, señala.
Liendo plantea que lo que el Perú necesita es una reforma estructural de su sistema policial, ya que el modelo actual —una sola policía con múltiples funciones, mando militar y subordinación política— no existe en ningún otro país.
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En ese sentido, considera que el fallo del TC, aunque técnicamente correcto, puede terminar siendo contraproducente. “Esta reforma, que va por un espíritu positivo de entregar facultades esenciales que debe tener toda policía de investigaciones, ahora va a caer sobre quienes investigan. ¿Y quiénes investigan? Las comisarías, básicamente. No tenemos estaciones de investigación”, lamenta.
Por ello, concluye que “es posible afirmar que el remedio puede ser peor que la enfermedad”. El fortalecimiento del rol investigativo de la Policía debe ir acompañado de una reestructuración institucional que le permita ejercer esa función sin interferencia política ni limitaciones operativas.