El 7 de diciembre de 2022, Dina Boluarte se convertía en la primera mujer en la historia del Perú en asumir la Presidencia de la República tras el fallido autogolpe de Pedro Castillo que derivó en su prisión con graves acusaciones por corrupción y rebelión. Este sábado se cumplen dos años.
Estallido social, crisis económica, acusaciones por corrupción, ola de inseguridad, rumores de vacancia y un silencio prolongado. Estos serían los hitos que marcaron los desaciertos de un gobierno que tiene como consigna principal mantenerse hasta el 2026.
En Gestión, a dos años de gobierno de Dina Boluarte, hacemos un recuento de lo que podría considerarse como “los cuestionamientos” hacia la mandataria, en sus 730 días a la cabeza de Palacio de Gobierno.
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Los primeros 365 días
El primer año de gestión de Dina Boluarte estuvo marcado, en principio, por el estallido social. Manifestantes salieron a las calles en todo el país a expresar el rechazo a su mandato, pidieron el cierre del Congreso y un adelanto de elecciones. En este contexto, lamentablemente fallecieron más de 30 personas.
Las protestas se calmaron, pero no el disgusto de la población. Y en medio de esta crisis, llegó al Perú un Ciclón Yaku que desnudó todas las falencias de un país en materia de prevención de desastres. El saldo: más peruanos fallecidos y millonarias pérdidas económicas para el Estado, con un PBI en decrecimiento.
Otros hechos de relevancia, que complementan los primeros doce meses del gobierno de Dina Boluarte, son las investigaciones a su entorno. Entre ellos, a su hermano Nicanor Boluarte Zegarra.
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Caso Rolex
Relojes de lujo, un allanamiento y un pedido de destitución. En síntesis, el resumen del conocido Caso Rolex que se desató un 14 de marzo del 2024, tras un informe periodístico donde se analizaron fotografías de la presidenta Dina Boluarte en actividades oficiales, teniendo en posesión una amplia colección de relojes, algunos de ellos de lujo. Incluso, según las investigaciones, no declarados ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Se menciona que varios eran de la marca Rolex.
Por otro lado, se reveló además que el gobernador regional de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, había visitado el despacho presidencial en esa misma fecha. Oscorima ya había enfrentado acusaciones en el pasado por obsequiar relojes de alta gama a dos jueces de la Corte Superior de Justicia de Huamanga, supuestamente a cambio de beneficios. Esto avivó aún más las sospechas.
Dina Boluarte respondió después de una semana de acusaciones. La jefa de Estado explicó que los bienes en cuestión, incluyendo un Rolex valorado en aproximadamente US$ 14 mil, eran antiguos y fruto de su trabajo.
El 31 de marzo, la Fiscalía y la Policía allanaron la casa de la presidenta en Surquillo e ingresaron a Palacio de Gobierno en búsqueda de pruebas. Mientras tanto, Dina Boluarte guardó silencio hasta el 5 de abril, cuando dio una conferencia que dejó más dudas que certezas.
“Estos pendientes que me los he puesto hoy día y este collar ¿saben de que marca es? Unique y vean la cajita, totalmente usada”, declaró la mandataria.
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Vladimir Cerrón y Nicanor Boluarte
En dos años de gestión, el entorno más cercano de la presidenta Dina Boluarte ha sido seriamente cuestionado. No es para menos, ya que sus compañeros de plancha presidencial enfrentan procesos con la justicia. Mientras que Pedro Castillo está recluido en el penal de Barbadillo en Ate tras el fallido autogolpe de Estado, Vladimir Cerrón lleva 14 meses prófugo.
Sobre este último personaje, asiduo opinólogo en redes sociales, la Fiscalía se investiga si es que la mandataria lo ayudó a escapar en el vehículo presidencial, más conocido como ‘El cofre’.
Igual, o más grave quizá, es la situación que enfrenta su hermano Nicanor Boluarte, de quien se desconoce su paradero luego de que el Poder Judicial dictara 36 meses de prisión preventiva en su contra el caso Waykis en la Sombra, una presunta organización criminal que habría captado a prefectos y subprefectos regionales para lograr la creación de un partido político.
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Respaldo ministerial
El Consejo de Ministros también ha sido blanco de críticas. En dos años se nombró a 58 ministros, dos de ellos censurados por el Congreso.
Cada uno de los miembros del Gabinete, que fueron cuestionados por algún motivo en particular, tienen algo en común: la férrea defensa hacia su jefa, la presidenta de la República.
Alberto Otárola, quien fuese mano derecha de Dina Boluarte, renunció al Gabinete en medio de acusaciones por presuntamente ofrecer trabajo a una mujer a la que después habría acosado a través de mensajes y perseguido con declaraciones amorosas.
Los seis ministros del Interior de su gestión no han mostrado un plan concreto para afrontar la inseguridad ciudadana que afecta al país. La medida principal para enfrentar este flagelo son los estados de emergencia.
La cartera de Desarrollo e Inclusión Social, encabezada por Julio Demartini, el ministro con mayor tiempo de permanencia en el gabinete, afronta una severa crisis tras darse a conocer que escolares consumieron productos no aptos para el consumo humano en el Programa Social Qali Warma. Además, se investiga si colegios recibieron enlatados que terminaron en albergues como alimentos para mascotas.
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Silencio profundo
A pesar de las investigaciones en su contra, graves acusaciones hacia ella, su hermano y sus ministros; la presidenta Dina Boluarte ha optado el silencio parcial. Las conferencias, actividades oficiales y los mensajes a la nación, han sido su principal escudo hacia sus críticos. Especialmente en declaraciones contra los medios de comunicación; y a veces con frases fuera de contexto como “a veces con 10 solcitos hacemos sopa, segundo y hasta postrecito”.
No obstante, siempre ha ratificado que su gobierno será hasta el 2026.
El 16 de octubre de 2024, la jefa de Estado cumplió 100 días sin hablar con los medios de comunicación. El 23 de octubre, rompió ese prolongado silencio, pero protagonizando un momento tenso con la prensa.
Al responder a los periodistas que acudieron a la convocatoria, quienes la confrontaron por su prolongada falta de declaraciones y sobre las investigaciones en su contra, la mandataria les pidió identificarse, centrarse en una sola pregunta y estar “concentrados” en lo que interrogaban.
Consideró además, que por motivos de seguridad no debía dar mayores explicaciones sobre un viaje que hizo al sur de Lima en un vehículo presidencial, que ha sido vinculado con la fuga de Vladimir Cerrón.
“No estoy debatiendo contigo”, le dijo a un reportero que le insistió en que “no es muy difícil” que diga a quién fue a visitar en ese viaje, en una afirmación que la mandataria consideró que invadía su “espacio personal familiar”.
Boluarte afirmó, además, que no va a encubrir a “ningún prófugo de la Justicia, se llame como se llame” y que ella “no sabe mentir”. “Esa es la conciencia que tengo y no tengo rabo de paja”, puntualizó.
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Cirugía y voces de vacancia
Dina Boluarte llega a los dos años de gobierno con una baja aprobación en las encuestas y un posible pedido de vacancia de un sector del Congreso que la acusa de ausentarse de su cargo y dejar un vacío en el poder al someterse a una cirugía estética en junio de 2023.
Según confirmó el expremier Alberto Otárola, la mandataria pasó por el quirófano para una cirugía en la fecha previamente señalada. Lo hizo sin pedir permiso al Congreso por “incapacidad temporal para gobernar”, que es el argumento de un grupo de constitucionalistas y parlamentarios para señalar que hubo una posible infracción a la Constitución, y hasta un acto de “incapacidad moral”, causal para una vacancia presidencial.
“Basta de rumores de vacancia”, ha sentenciado la presidenta de la República.
Escribo sobre política, economía y afines. Periodista con nueve años de experiencia en prensa escrita, radio y televisión.
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