En enero de este año nuestro país debió haber asumido la presidencia pro témpore de la Alianza del Pacífico; sin embargo, las tensiones políticas y diplomáticas entre Perú y México por la destitución del expresidente Pedro Castillo, quien afronta 18 meses de prisión preventiva por el fallido golpe de Estado de diciembre pasado, han imposibilitado que esto se produzca.
El mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se resiste a entregar la presidencia del grupo a Dina Boluarte al señalar que “no quiere legitimar un golpe de Estado”. Calificó el Gobierno de Boluarte como espurio, lo que ocasionó las críticas desde el Perú
Hoy Boluarte exigió nuevamente a su homólogo mexicano que entregue la presidencia de la Alianza del Pacífico al Perú, pese a que ya han pasado un poco más de cuatro meses. En ese sentido, dijo que no renunciarán a esa potestad.
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“El Perú no renunciará a mantener viva la Alianza del Pacífico y a ejercer su presidencia. Ya lo estamos haciendo a través del trabajo conjunto que tenemos en Perú. No permitiremos que coartadas políticas vulneren y debiliten este exitoso mecanismo, como ha sucedido con otras iniciativas regionales”, indicó durante un evento en la Cancillería por XII aniversario de la creación del bloque regional.
Tras hacer un breve recuento de los avances y logros de la Alianza del Pacífico a través de estos años, la presidenta lamentó la postura adoptada por López Obrador, a quien acusó de “politizar” el grupo en favor de Castillo.
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“Lamento mucho la politización que atraviesa la alianza debido a la negativa del presidente de México de cumplir con su obligación de transferir al Perú la presidencia pro témpore. Perú y México somos países hermanos con vínculos de amistad, que nos unen desde hace más de 200 años”, acotó tras precisar que esta negativa termina afectando los esfuerzos por seguir promoviendo mayores beneficios entre ambos países.
Finalmente, Boluarte reiteró que con esta negativa de López Obrador, el presidente mexicano está incumpliendo una obligación internacional que repercute en el prestigio de la alianza, además de afectar los procesos de adhesión de Costa Rica y Ecuador.
“Los líderes de los países de este mecanismo, todos surgidos de procesos constitucionales, hemos sabido privilegiar la institucionalidad y el pragmatismo de la alianza, a fin de permitir su avance y consolidación; sin embargo, esas virtudes han sido desplazadas por cuestiones ideológicas que son utilizadas como excusa para poner trabas a la continuación y fortalecimiento del dinamismo con el que se ha trabajado en los últimos 12 años”, enfatizó.
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