Redacción Gestión

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Sao Paulo, (Reuters).- La presidenta de Brasil, , negó con firmeza el sábado que tuviera planes de cambiar su Gabinete, luego de que el país fuera remecido por las mayores protestas en 20 años.

En un comunicado escrito, la mandataria calificó los rumores de cambios ministeriales como "especulaciones sin fundamentos" y reiteró que existe un plan desarrollado por para abordar las preocupaciones expresadas el mes pasado en varias ciudades brasileñas.

Más de 1 millón de personas salieron a las calles durante el momento álgido del , el cual fue desatado por los servicios deficientes de salud, educación y transporte, el alto costo de vida y ante la indignación por el gasto de US$ 14,000 millones del Estado en la organización del Mundial de fútbol 2014.

En respuesta, Rousseff, una izquierdista pragmática que alguna vez estuvo en prisión por sus actividades contra la dictadura militar de Brasil, dio a conocer propuestas para expandir los servicios públicos y al mismo tiempo garantizar la responsabilidad fiscal.

La mandataria también dijo que tomaría medidas contra la construcción y que realizaría una plebiscito para determinar qué otros cambios buscaban los brasileños.

Sin embargo, muchos dudan de que pueda realizar el plebiscito antes de las elecciones presidenciales del año próximo.

La última encuesta de Datafolha mostró que los niveles de aprobación de Rousseff cayeron 27 puntos porcentuales en tres semanas, una señal de que la ola de descontento social es una grave amenaza a su intención de ser reelecta.

Un portavoz presidencial dijo a Reuters el 25 de junio que Rousseff mantendría su apoyo al ministro de Hacienda Guido Mantega, que ha estado en el cargo por más de siete años.