
El Perú se juega en los próximos días una de las decisiones militares más importantes de las últimas décadas: la adquisición de 24 aviones de combate que reemplazarán a la envejecida flota de la Fuerza Aérea del Perú (FAP).
En ese contexto, el Gobierno autorizó oficialmente el viaje del ministro de Defensa, Walter Astudillo Chávez, del canciller Elmer Schialer y del comandante general de la FAP, Carlos Enrique Chávez Cateriano, a Suecia y Francia, países que albergan a dos de los tres principales competidores en la licitación: Saab y Dassault Aviation.
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El viaje oficial -del 25 al 29 de agosto- incluye reuniones de alto nivel en Estocolmo y París con autoridades de Defensa y Relaciones Exteriores. También se esperan encuentros técnicos con ambas corporaciones, fabricantes de los modelos Gripen E y Rafale 4.
Las resoluciones supremas N.° 172-2025-PCM y N.° 174-2025-PCM, publicadas en Normas Legales, formalizan la salida de los ministros y encargan sus despachos al presidente del Consejo de Ministros durante la misión. En paralelo, la Resolución Ministerial N.° 01017-2025-DE autoriza la participación del jefe de la FAP, con lo que el equipo político-militar viajará completo para finiquitar los detalles de la negociación.

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Una decisión de US$ 3,500 millones
La compra de este material de combate está valorizada en US$ 3,500 millones. Se trata no solo de adquirir aeronaves de última generación, sino de asegurar un paquete integral de transferencia tecnológica, entrenamiento y mantenimiento que marcará la capacidad operativa del país durante las próximas décadas.
El Gripen E sueco se presenta como un caza ágil, con costos de operación relativamente bajos, aviónica de arquitectura abierta y la posibilidad de ensamblaje local con participación de la industria nacional.
En tanto, el Rafale 4 francés llega con el prestigio de haber sido probado durante muchos años en la FAP, mayor capacidad de carga y la oferta de integrarse a un sistema de defensa aérea más robusto, aunque con un precio operativo superior.


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¿Descartado el F-16?
La presencia del ministro de Defensa, el canciller y del comandante general de la FAP en Suecia y Francia ha reavivado una pregunta clave: ¿qué pasó con la opción del F-16 Block 70 de Lockheed Martin?
En mayo pasado, Astudillo y Chávez Cateriano viajaron a Washington para recibir de primera mano la propuesta estadounidense. El modelo tenía a su favor el respaldo político de Estados Unidos, la posibilidad de acceso a financiamiento vía Foreign Military Sales (FMS) y la experiencia de otros países de la región que ya operan este sistema. Sin embargo, los costos de mantenimiento, la dependencia casi total del Pentágono para repuestos y modernizaciones, y la limitada flexibilidad para negociar transferencias tecnológicas, habrían reducido su atractivo frente a las ofertas europea y sueca.
No obstante, fuentes allegadas al proceso advierten que aún no se puede hablar de un descarte definitivo. Washington sigue siendo un socio de seguridad clave para el Perú, especialmente en cooperación antinarcóticos y logística militar. Mantener abierta la opción de un F-16 -aunque con pocas probabilidades- le otorga a Lima margen de maniobra en las conversaciones que se desarrollarán en Europa.

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Carrera regional
La urgencia de la decisión no es solo técnica. Colombia acaba de cerrar con Saab la compra de 16 Gripen, lo que deja al Perú en riesgo de rezago estratégico en la región.
En contraste, hoy la FAP apenas cuenta con 15 aviones operativos, entre Mirages 2000 y MiG-29, la cifra más baja en Sudamérica. Incluso Venezuela, en medio de su crisis económica, mantiene el doble de aeronaves listas para vuelo.
Este contexto convierte el viaje a Europa en un punto de inflexión: el Perú no estaría en condiciones de postergar más la modernización de su flota aérea, clave no solo para disuasión militar, sino también para seguridad de fronteras, lucha contra el narcotráfico y operaciones humanitarias.

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Diplomacia y Defensa de la mano
Que el canciller Schialer acompañe al ministro de Defensa y al General del Aire no es un detalle menor. Se trata de una negociación de Estado a Estado, en la que la diplomacia debe asegurar transparencia, compromisos de inversión y garantías jurídicas de largo plazo.
Con el viaje a Estocolmo y París, el Gobierno busca escuchar las ofertas finales y definir la compra antes de que concluya el tercer trimestre.
Por tanto, la elección entre Gripen o Rafale no es solo un asunto de fichas técnicas. Involucra la alineación geopolítica del Perú en los próximos años: una asociación estratégica con Suecia y su red de cooperación con Brasil -donde ya se ensamblan Gripen-, o un acercamiento mayor a Francia y la Unión Europea, con proyección a programas de defensa conjunta.
La delegación oficial parte este 25 de agosto. El 27 estará en Estocolmo, el 28 en París. Y si bien todavía no habrá firma inmediata, todo apunta a que el Gobierno regrese con una decisión prácticamente tomada sobre cuál será el próximo caza de combate peruano.