
Perú y Chile firmaron un memorando de entendimiento para trabajar conjuntamente en proyectos de inteligencia artificial, una apuesta que busca llevar a ambos países -y a la región- de la condición de usuarios a la de productores de tecnología. La iniciativa se enmarca en el desarrollo de Latam-GPT, un modelo de lenguaje de gran escala al que también se han sumado Brasil y República Dominicana.
El trasfondo del acuerdo revela una ambición mayor: reducir la dependencia de modelos extranjeros en un mercado global donde la IA avanza más rápido que las regulaciones y donde los países latinoamericanos tienen poca capacidad de influencia.
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Tanto el premier peruano Ernesto Álvarez como el ministro chileno Aldo Valle destacaron que la región debe tener voz en la discusión sobre el futuro digital. Sin embargo, más allá de las declaraciones, especialistas coinciden en que para que una apuesta regional en IA sea sostenible se necesitan tres factores que Latinoamérica históricamente ha tenido dificultades para consolidar: financiamiento estable, talento especializado e infraestructura de cómputo de alta capacidad.
El memorando contempla no solo investigación conjunta, sino intercambio de datos, buenas prácticas y participación en el diseño de un modelo de lenguaje propio. También prevé capacitación para funcionarios públicos y el impulso de soluciones en sectores como educación, salud y transporte. La coordinación técnica estará a cargo del CENIA de Chile y de la Secretaría de Gobierno y Transformación Digital de la PCM.
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IA con sello latinoamericano
La idea de crear una IA “regional” responde a una preocupación creciente: que los modelos desarrollados en otros continentes no representan las realidades, idiomas ni contextos locales. Un modelo entrenado con datos latinoamericanos podría corregir sesgos y mejorar la pertinencia de las aplicaciones para gobiernos y ciudadanos.
No obstante, el intercambio de datos —especialmente información pública o sensible— plantea preguntas sobre estándares de seguridad, acceso y transparencia que aún están lejos de estar resueltas en la región. A ello se suma la necesidad de infraestructura para entrenar modelos de gran escala, un terreno donde Latinoamérica aún depende de proveedores privados.
El anuncio llega en medio de una carrera global por el control de la IA, liderada por Estados Unidos, China y un puñado de empresas tecnológicas. Para países como Perú y Chile, la estrategia puede ser más realista: unir recursos para no quedar relegados.








